Este blog está dedicado al humor gráfico argentino y tiene como objetivo el repaso de los autores, las historietas y los personajes que le dieron brillo; basándose en el material de revistas, diarios, libros y otros documentos que ayuden a recordar momentos entrañables de este valioso arte y oficio, sin por ello dejar de referirse a la producción de los autores de hoy. En suma, un recorrido por una historia y una actualidad de indudable riqueza.
Maestros

sábado, 18 de junio de 2016
"El Castillo sonriente" (II)
viernes, 17 de junio de 2016
Don Nicola: "El castillo sonriente"
viernes, 15 de agosto de 2014
Héctor Torino y el recuerdo de su amigo Eduardo Ferro
Como si nacer en la pobreza fuera una culpa y no una desgracia. Por cierto que en los conventillos vivían los más pobres, pobres de toda pobreza y gente que por su educación merecía una vivienda más digna, que no podía alcanzar simplemente por falta de plata; como también intelectuales o artistas en la mala.
Especialmente en los macroconventillos, por más accesibles económicamente se daban estos contrastes. En sus cuarenta, cincuenta o más piezas hacinaban más que albergaban a toda clase de gente. Así ocurrían incidentes como éste: Un escritor en desgracia, yendo para el baño se cruza con un co-inquilino atorrante, tal vez un ratero que como la cosa más natural le arrebataba del hombro la toalla limpita, se seca la cara mal lavada y se la devuelve con una risita cachadora -y no estoy imaginando nada, sino refiriéndome a un caso real, ocurrido en uno de esos 'palomares' donde el pintoresquismo (si existía) tenía un gusto bastante amargo-.
Pero existía un conventillo más chico, como el que Torino tomó como modelo para crear el suyo de ficción, que tenía mucho menos piezas: diez o doce y alguna por ahí arriba para 'hombres solos'. Y así fue el de Don Nicola en Aquí Está, revista boom de la época que en 1937 comenzó a publicar su Conventillo, que 'mató' de entrada. El bueno de Don Nicola, tano de buen corazón, con su idioma cocoliche logró que un grupo numeroso y heterogéneo conviviera en su inquilinato como una 'gran familia'; claro está con los trastornos inevitables originados en las debilidades humanas que afloran con más virulencia en la promiscuidad con estrechez económica, donde todos quieren aparecer como menos pobres de lo que son. La envidia se torna indisimulable cuando alguna de la comunidad levanta un poco la cabeza, los demás no pueden evitar que el color verde bilis tiña sus jetas -estamos hablando del conventillo de Torino y simultáneamente de la realidad, lo que implica un automático elogio hacia su pintura-.
No obstante del conflicto inherente al tipo de convivencia, de pronto el grupo estallaba en alegría colectiva y desbordante. El patio se llenaba de música y bailongo por una de las tantas circunstancias especiales que se daban cada tanto: Y en este caso ocurrió que el 'hombre solo' de la piecita de arriba, el que tocaba el 'fuelle' y tenía colgado en la pared un retrato de Leguisamo, había cazado un toco con una fija y se bancó un festejo general con asado, achuras, vino tinto y blanco y anque masitas de confitería, que por una vez sustituyeron a los bizcochos con grasa medianamente cotidianos.
Todo esto lo estudió muy bien Torino en la realidad, cuando elaboró su historieta, que concretó con su estilo caricaturesco clásico, muy expresivo, al gusto de la época, delineando certeramente los personajes y su ámbito y a favor de la impresión en retrograbado de Aquí Está matizó ricamente sus dibujos con agua tinta dándoles un definitivo relieve que los convirtió en testimonios de una época. Vaccarezza, sea loado, en el sainete teatral, y Torino en la historieta patentizaron el conventillo.
Héctor se fue con 79 pirulos bien vividos y empieza el tiempo de la nostalgia; sin mucha melancolía como a él le gustaba, evocamos algunos pasajes de su vida, entre colegas que lo tratamos mucho. Algunos que venimos pidiendo pista con más de 70 y otros aún en carrera: sus éxitos en historieta anteriores a Conventillo, sus numerosas publicaciones, su sociedad con colegas como Mazza y Mazzeo, su labor codo a codo con el gran Breccia, las violinatas con el inefable Blotta padre en Boedo, sus excursiones a investigar conventillos con Alberto Del Castillo -el as del dibujo animado-, su revista Bicho Feo que 'se pedía silbando' y sus últimos proyectos que tenían que ver con su hijo adoptivo Víctor Leali, su fanático admirador y fiel asistente hasta el final, que se queda sin consuelo con su rollito de tres minutos, resultado de la animación de Don Nicola, el personaje máximo de su maestro."
martes, 25 de enero de 2011
Trayectoria de Héctor L. Torino (I) : Desde sus inicios hasta 1939
Alrededor del mes de setiembre del año pasado ya venía con la idea de armar una cronología de la obra de Torino. Pero rápido me dí cuenta de que no iba a resultar una tarea para resolver en un par de horas: lo disperso de la información sobre el dibujante, la larga lista de libros, revistas, blogs y demás que es necesario revisar hicieron que vaya buscando lo que necesitaba muy de a poco, de acuerdo al tiempo disponible. Después de todo para mí también era un aprendizaje.
No ayudó el no tener una colección más abundante de sus trabajos. Y este mismo inconveniente hace que la presente reseña tampoco pueda ser completa. Y probablemente tenga algunos errores.
El tema pasa por intentar ordenar un poco los datos existentes, porque la información en sí ya está dada por las fuentes.
Torino pertenece a una larga lista de humoristas gráficos (sobretodo los anteriores a la década del '60) de quienes no tenemos una recopilación o una antología de sus historietas. Curiosamente, suele ser nombrado y destacado en muchos libros y catálogos, incluído el de la muestra que se realizó en Franckfurt y que ahora se exhibe en la Fundación Osde. Parece que falta dar ese pasito - publicar su obra - que signifique su definitiva revalorización.
Esta cronología fue también para mí, como ya expresé, una manera de saber más de él. Espero que pueda ser útil para quienes admiran sus trabajos o para quienes están buscando información sobre su vida y planean una investigación personal. Y, por supuesto, serán bien recibidos datos, ampliaciones de lo expuesto y correcciones.
Finalmente, las fuentes las publicaré tras la última de las partes en las que está dividido este texto.
Orígenes, estudios, actividades...
Héctor Locurátolo Torino nació en el barrio de Boedo el 15 de noviembre de 1913 (según Francisco Mazza) o el 16 del mismo mes y año (según Siulnas). Y vivió toda su vida en la misma casa de San Juan y Boedo.
Hijo de inmigrantes italianos oriundos de Bari, tuvo cinco hermanos (tres nacidos en la península y dos en Buenos Aires).
Su padre era decorador (de gran habilidad, tenía como clientela a los apellidos más ilustres de la ciudad), pintaba y tocaba la guitarra y la mandolina. Del apellido paterno, el dibujante conservó la letra "l" que usaba al firmar: Héctor L. Torino.
Estudiante de Bellas Artes, el dibujo académico no era lo que más le interesaba y a los dos años dejó la carrera. Y así, fue aprendiendo de manera autodidacta los secretos del mundo de las historietas.
Antes de convertirse en dibujante humorístico fue modelo para fotonovelas. También se recibió de profesor de violín (en el Conservatorio Santa Cecilia).
Entonces Héctor, teniendo el humor gráfico como profesión primordial, desarrolló - a la par de ésta y en casi todos los casos hasta mediados de los '40 - actividades como violinista en orquestas típicas (especialmente con la de Anselmo Aietta con quién actuó sobretodo en radio hasta 1943), profesor de violín, profesor de dibujo humorístico (fue uno de los primeros en enseñar dibujo por correspondencia en el país), cantante de tangos y en grupos que daban serenatas, creador de joyas (llegando a tener un taller con más de cuarenta operarias), pianista, decorador y empresario teatral. Hacia los años '70 realizó guiones para historietas que no eran de su autoría, fue director de cine y actor. Y todo esto no es ningún chiste, el hombre tenía una capacidad de trabajo y de crear proyectos a toda prueba. Claro que varias de estas tareas las fue dejando porque el dibujo pudo más, o las llevó a cabo en cortos períodos de su vida.
Su creatividad le permitió dar vida a alrededor de cincuenta personajes (incluyendo los secundarios habituales). Pero - aparentemente - no se dedicó ni a la caricatura ni al humor político.
Sabemos de su vida bohemia, de un carisma y de un porte que le permitieron tener gran éxito con las mujeres, de cierta dejadez para mantener fuertes a sus emprendimientos editoriales, de su generosidad para con sus colegas..... Sin embargo, poco conocemos (¿tenemos derecho a indagarlo?) sobre si tuvo en algún momento esposa e hijos. Pero, como dirían por ahí, esa es otra historia.
Pasemos ahora a su mágico mundo, el mundo de la imaginación y el humor.
Desde 1934 a 1939
Manate y Repollito
Aparecen en El Suplemento durante 1934. La serie continuó posiblemente hasta fines de 1935. Torino firmaba allí como R. A. Toll.
Don Mamerto, detective
La segunda de sus historietas se publica en El Suplemento a partir del 13 de marzo de 1935, es decir que convivió con la anterior más de medio año. Aquí el dibujante ya firma como Torino. Al comienzo se llamó Teko Nosko y hacia mediados de 1937 había sido reemplazada por otras historietas. Esta última fecha es casi coincidente con el inicio de Conventillo. Tomándose el género policial en solfa, Torino coloca como esposa del pobre Mamerto a Pancracia, de fuerte personalidad. También aparece Salustiano, cuya obsesión es contar el cuento del zapatero. Este personaje volvería a aparecer en los '40 en Bichofeo. También forman parte de la historia en algunas ocasiones Manate y Repollito. De estos últimos casos comprobamos la tendencia del dibujante a lo largo de su obra a combinar a sus protagonistas de distintas series o épocas en una misma historieta.
Esculapio Sandoval, reporter sensacional
El 12 de mayo de 1937 debutó en Leoplán este periodista cuyas aventuras son una parodia de dicha profesión. Esculapio está bajo las garras del autoritario Don Plácido, director de "La Gran Muñeca". La importancia de la velocidad para obtener primicias lleva a que el fotógrafo se llame "Relámpago" y se movilice en monopatín; mientras que el ordenanza (apodado "Caperucita") lo hace en patines. Esculapio se extendió al menos hasta el año 1938 inclusive. En Leoplán Torino solía realizar chistes unitarios de una página, generalmente con la incorporación de un color.
Conventillo
En 1937, los periodistas López Cruz y Oscar Ares lo llamaron de ¡Aquí Está! para proponerle una historieta con ambiente de pensión que Héctor prefirió cambiar por el de conventillo (tengamos en cuenta que era la época de oro del sainete). Así, el joven dibujante de 23 años comienza el 1ro. de julio de ese año con su máxima creación: Conventillo 1937 (luego Conventillo 1938, y a partir del '39 sólo Conventillo). Aquí aparece su personaje más famoso: Don Nicola, quien será acompañado con el tiempo por los sabios Turbina y Lamparita, el maestro Esculapio, el mago Funyito y tantos otros. Dice Francisco Mazza, amigo y colaborador: "Don Nicola es el propio Torino. Yo recuerdo que para dibujar algunos de los gestos del personaje se miraba el mismo en el espejo". Después de innumerables peripecias en el conventillo y de grandes aventuras (viajes en el tiempo, al espacio, al infierno, al interior de un cuerpo humano) deja de aparecer en 1950 junto al final de ¡Aquí Está!. En esta revista, además, el autor realizó algunos chistes sueltos (ver otros detalles en la entrada Primeras imagenes del Conventillo).
jueves, 13 de enero de 2011
Primeras imágenes del Conventillo
sábado, 13 de noviembre de 2010
Historietas: Original vs. Restaurado
Creo que mantenerlas con ese aspecto del paso del tiempo es bueno por dos razones: tiene su encanto para el coleccionista y por otro lado, es él mismo quien elige si restaurarla o no cuando la copia de este blog.
Para mi gusto, mejorar un poco la calidad de la imagen la "revive", la saca de su baúl húmedo y la hace más cercana, sobretodo para quienes conocen sólo las historietas de estos últimos años. Y además quedan como los dibujantes las concibieron en su momento. Es por estas razones que he seguido este método. Muy distinto es cuando se les da un color que el artista no eligió, ya que estamos modificando su creación. Esto ha ocurrido en el cine con algunas películas en blanco y negro que luego han sido coloreadas y a causa de lo cual varios cinéfilos han puesto el grito en el cielo.
En definitiva, y volviendo a la historieta, cada uno puede elegir libremente. Tal vez haya que pensar qué es conveniente según el caso. Aquí he dejado un ejemplo típico: fragmentos de tapas y páginas de Torino en su versión original y restauradas para comparar.
Me queda una duda para quién quiera des-asnarme: No tengo claro si aquellas viejas hojas de ¡Aqui Está! de los '30 y de los '40 excesivamente amarrillentas por el paso del tiempo, eran totalmente en blanco, negro más los grises de la aguada o si tenían de todas formas un leve tono sepia dado por Torino o por la impresión. En la última ilustración he dejado las dos posibilidades para pensarlo.
Las imagenes pertenecen a distintos ejemplares de la revista ¡Aquí Está! y de la Editorial Torino.