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martes, 29 de junio de 2021

Quirino Cristiani: Tres notas, tres tiempos (III)



Caricatura de Izquierdo Brown


Para cerrar esta trilogía dedicada a Cristiani, presentamos un reportaje que le realizó un colega suyo (el gran Eduardo Ferro) en 1984 para la revista Humor Registrado -de gran auge en aquella época-. En este diálogo entre veteranos (según la propia publicación), el artista repasa parte de su trayectoria. 

En algún momento olvidado, la década del '80 fue tiempo de homenajes en la Argentina y en Italia. Por fortuna, sucedió a tiempo: Quirino falleció en su casa el mismo año de esta entrevista.





 



sábado, 16 de mayo de 2015

Tomás Sanz en el diario La Razón




La Razón


Recuerdo que no hace no mucho tiempo (quizás en algún momento de 2014), iba una tarde caminando por la callecita de la Casa Rosada cuando vi pasar a Tomás Sanz con cierta lentitud (llevaba un bastón). Mientras continuaba hacia -supongo- la concreción de algún trámite en una oficina pública, iba pensando que este hombre, con tanta trayectoria en el periodismo y en el humor gráfico, podía pasar por allí en paz, como un desconocido ilustre, siendo quien mucho hizo desde Humor Registrado por el reestablecimiento de la Democracia en nuestro país. Un ejemplo más de gente que desde su casi anonimato ha dado tanto y muy bueno a sus semejantes.
Por todo esto y porque aún no tuve la posibilidad de ver su muestra en el Museo del Humor, he copiado la siguiente nota publicada en el diario La Razón, que ayuda a trazar el perfil de este gran artista, patrimonio genuino y noble de nuestra cultura popular:



Tomás Sanz: Su ingenio y su talento en el Museo del Humor

“Zapatos en la heladera” es la muestra en la que el humorista expone dibujos publicados en la revista “Humor”, donde fue su director, en “Olé”, donde está actualmente, y muchos de su archivo personal. Imperdible. 

Por Paula Conde - Pconde@larazon.com.ar - Miércoles 13 de Mayo - La Razón



“Tomás, Tomás, Tomás querido, hicimos una colecta con los muchachos y pudimos traerte este regalo”. El periodista Juan Sasturain le ofrece un globo celeste a Tomás Sanz. Son las dos de la tarde de un sábado de mayo, en el pituco Museo del Humor (MuHu), en Costanera Sur. Como el Paseo de la Historieta está por sumar dos nuevas esculturas -la del Eternauta y la de Tía Vicenta-, puertas afuera hay festejo, hay música a todo volumen, hay globos de colores, hay un escenario donde en un rato tocará “La Bomba de Tiempo”. Pero ahora, en la entrada del MuHu, el dibujante y humorista Tomás Sanz recibe el globo de la mano de su amigo Juan y como buen hincha de “La Academia” le dice entre dientes: “Podría al menos tener unas rayitas blancas, ¿no?”. “Es todo lo que pudimos conseguir”, le retruca entre risueño, cariñoso y muy serio Juan Sasturain.

Tomás Sanz -Tom para los amigos- es uno de los cracks del humor gráfico argentino y hasta el 26 de junio en el Museo del Humor se podrá visitar la muestra “Zapatos en la heladera. 50 años de dibujos en busca de un lugar”. Allí, el humorista expone sus mejores dibujos, algunos publicados en la revista “Humor” en las décadas del 70, 80 y 90, otros en el diario “Olé”, donde escribe y dibuja actualmente, y otros de su archivo personal, dibujos que hizo porque sí, por el solo impulso de agarrar un lápiz y un papel. Talentoso e inquieto, una vez se propuso copiar tal cual la página de una revista. El desafío no era calcarla, sino copiarla a mano, en una hoja un poco más grande y con un lápiz negro. Lo consiguió. Una página reproducida hasta el más mínimo detalle de la antigua revista literaria “Leo Plan” forma parte de esta exposición: “Hice cinco como ésas. Nunca más. No sabés lo que tardé, es una locura”, cuenta Sanz, de 78 años, en una recorrida de lujo para los amigos, donde además de Sasturain está el dibujante Costhanzo, también del staff de “Olé”. “Acá estás un poco Durañona”, le tira Sastu, delante de uno de los dibujos, y sigue: “¿Y acá? ¿Por qué Kempes está como pingüino?”. “¡Qué sé yo! Ya ni me acuerdo”, se ríen. 

En una vitrina, fotos en blanco y negro muestran a un menos canoso y buenmozo Tomás en una entrevista con el técnico Carlos Bilardo: “Lo cargábamos tanto en ‘Humor’ que un día lo llamé para hablar. Me atendió él mismo y me dijo: ‘¡Cómo me pegan ustedes!’. Pero no hubo problemas para hacer la nota”, recuerda Tomás, quien empezó como dibujante y creativo publicitario, pero pronto se destacó como ilustrador y guionista en las revistas “Satiricón” y “Chaupinela” y fue director de “El Ratón de Occidente” y “Humor”. 

En la exposición, el humorista y guionista Meiji (Jorge Meijide) dice de Tomás: “Un escritorio limpio es signo de una mente enferma. Entrar a la oficina de Tomás Sanz en el cuarto piso de ‘Humor’ era enfrentar las Torres Gemelas de papeles, el Empire State, el Kavanagh y las Petronas”. Mientras que Sasturain lo define como “un ocho discreto que no se tira al piso”. En otra foto histórica, en una muestra sobre la revista “Humor”, se lo ve junto a Tato Bores, que mira de reojo los dibujos, mientras Tomás está con los ojos cerrados: “¡Mirá la cara de Tato! Está como diciendo ‘¿Qué hago acá con estos tipos?’”.





lunes, 27 de abril de 2015

El gran observador: Alfredo Grondona White (1938-2015)




Fotografía de 1981


En el último párrafo de la contratapa del libro El Dr. Piccafeces leemos:
"Gran parte de los sucesos producidos entre 1981 y 1983 da pie a varias de las aventuras del Dr. Piccafeces, Molita y Aladelta. Con lo que se prueba, una vez más, que para saber la verdadera historia argentina hay que consultar la obra de los humoristas."
A uno de esos humoristas imprescindibles si se trata de conocer nuestra historia real y -más específicamente- quiénes somos, van dirigidas las palabras que acabamos de transcribir: Alfredo Grondona White.
Con un apellido de origen irlandés y escocés, Alfredo había nacido en Rosario un 10 de junio de 1938. Como corresponde a todo gran dibujante, el lápiz fue su compañero desde la niñez:
"Como jamás me elegían para jugar al fútbol, me ponía a dibujar. Pero si precisaban alguien para dibujar, me llamaban siempre a mí.
El motivo fue tratar de retener todo lo que me rodeara y todo lo que imaginaba..."

Con esos antecedentes, no fue extraño que se convirtiese en profesional desde muy joven:
"En el secundario yo ya estaba trabajando en un diario. Empecé a los catorce años, y a los quince me publicaron el primer dibujo."
Llegó a Satiricón en 1972 (número 1). Para esa época ya se había casado y residía en Buenos Aires. Luego siguieron: Chaupinela y El Ratón de Occidente. A la vez, integraba el cuerpo docente de la Escuela Panamerica de Arte.
A pesar de su innegable talento recién pudo empezar a vivir verdaderamente de la profesión a los cuarenta años, hecho que coincidió con su participación en la revista Humor Registrado desde los inicios de la misma (diseñó el logotipo) hasta cerca de su final (unos 20 años a partir de 1978). Por supuesto, también colaboró en otros emprendimientos de Ediciones de La Urraca: El Péndulo, Hurra, Humi, SuperHumor, El Periodista y Sex-Humor. A ellos se sumaron la versión argentina de Mad y la nueva etapa de Tía Vicenta y Dr. Merengue. También participó en algunos diarios (entre ellos de su ciudad natal), pero no llegó a publicar en los de mayor tirada, por esos misterios que solo pueden ser atribuidos a la falta de visión de ciertos editores.

La empresa de Andrés Cascili fue su lugar en el  mundo. Allí pudo desplegar con entera libertad todas sus virtudes, que eran muchas: dibujos originales, muy detallistas y reconocibles, de líneas finas constantes y vivaces que primaban sobre la presencia de plenos grises o negros. Y -sobre todo- una capacidad sin límites para retratar los escenarios que lo rodeaban, sus personajes, sus costumbres, en los ámbitos y clases sociales más diversas.
Si bien la mayor parte de sus trabajos apuntaron a situaciones como las expresadas (historietas de 2 a 4 páginas, chistes de un cuadro, etc), atesora un pequeño grupo de  personajes fijos entre los que se cuentan El Dr.Picafecces (un abogado sin escrúpulos) y los Bespi, inspirados en la observación de sus sobrinos (G. W. no tuvo hijos). De ambos surgieron libros recopilatorios.


 




 
 Libros de Grondona White, que pudieron (y debieron) ser muchos más


Es en la palabra observación es donde debemos detenernos: Grondona White fue el innegable sucesor -abarcando un espectro social más amplio- de Luis J. Medrano y Calé. Asombra su capacidad para retratar esos mínimos momentos que, por ejemplo, podían transcurrir en una oficina, el baño o en un colectivo. Esas cosas que todos alguna vez hemos vivido y pasamos por alto, Alfredo las transformaba en espejo de nuestras actitudes absurdas, ridículas, muchas veces miserables u obsesivas, donde hasta él mismo se autorretrataba.
Así siguió entre fines de los 90 y el presente siglo, ya con una presencia más esporádica en los medios (incluídos algunos de la Web), hasta su fallecimiento el pasado jueves 23 de abril a los 76 años. 
Crítico implacable de la realidad y a la vez finamente irónico, pero con un dejo de piedad y comprensión ante la la dificultad humana de vivir, supo expresar alguna vez que...
"...Todavía sigo aprendiendo. Acá nadie se recibe de dibujante. Se es estudiante crónico."

Disculpe Alfredo que lo contradiga. Pero todos sabemos que desde hace muchas décadas asistimos a las clases de un verdadero Maestro del humor gráfico argentino.



Alfredo, por él mismo




Visitar:

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-35344-2015-04-24.html
http://ellectordehistorietas.blogspot.com.ar/2015/04/alfredo-grondona-white-maestro-del.html
http://seniales.blogspot.com.ar/2015/04/alfredo-grondona-white-1938-2015.html
http://www.comiqueando.com.ar/comic_clips/fallecio-alfredo-grondona-white/
https://sobrehistorieta.wordpress.com/2015/04/25/alfredo-grondona-white-1938-2015-los-humores-cotidianos-por-javi-hildebrandt/
http://www.lagaceta.com.ar/nota/634877/sociedad/murio-alfredo-grondona-white-dibujante-se-burlo-dictadura.html?utm_source=facebook.com&utm_medium=social&utm_campaign=botondesktop
http://laduendes.blogspot.com.ar/

Texto armado en base a los datos proporcionados por los libros mencionados.









miércoles, 11 de marzo de 2015

Maicas: "Vivir para hacer reír"



Eduardo Maicas (Buenos Aires, 1951) es uno de nuestros más reconocidos humoristas gráficos y además un gran guionista. Ha integrado el staff de revistas tan trascendentes como Patoruzú, Satiricón y Humor Registrado, y trabajó en talleres de humor para chicos. También ha publicado recopilaciones de sus mejores trabajos: Maicas Programado, Sexo, pasión de multitudes, Siete años de Maica...nas, No está muerto quien dibuja, El rope y el gusanito, Manual de sexo argentino y ¡Le pega con la de palo!
Creador de personajes como Yironside, Bolas de Acero y Robinson Huevoe en los albores de la recuperada Democracia, realizó junto a Carlos Trillo los guiones de la notable Clara de Noche. En estos últimos años ha participado en Comic.ar y  Fierro.
Para conocer más en detalle estos aspectos, presentamos a continuación los siguientes reportajes: un video del año pasado y un texto correspondiente a 2011.




Lafarium Contenidos



ENTREVISTA: EDUARDO MAICAS
 UNA VIDA EN LA HISTORIETA
 Agencia La Oreja Que Piensa / Argentina 2011
Por Alberto Borda / www.laorejaquepiensa.com.ar


Desde pibe, cuando devoraba revistas de historietas, Eduardo Maicas ya sabía que su vida se encaminaba hacía el dibujo. En cambio, el guión apareció casi por casualidad, reconoce este porteño nacido en 1951, casado, con tres hijos y confeso hincha de Independiente.

“Me fui dando cuenta que mi fuerte eran más las ideas que el dibujo”. 

Lo cierto es que desde las dos artes que supo cultivar, desarrolló una importante actividad profesional. Sus trabajos se destacaron en revistas emblemáticas comos Patoruzú, El Ratón de Occidente, Tía Vicenta, Humor y SexHumor. Y ahora, en Página 12 publica “Clara de noche”, tira del que es guionista -en una tarea que compartió con el recordado Carlos Trillo-, con dibujo de Jordi Bernet.Fuera de la gráfica, Maicas realizó humor radial, labor que le permitió estar dos veces nominado al premio Martín Fierro que otorga la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (APTRA). Además participó en guiones de TV y ejerce la docencia dictando talleres. 

- ¿Qué revista leías de pibe? 
 - Mi viejo traía a casa Patoruzú y Rico Tipo. Esas revistas me apasionaban y desde muy chico yo decía que quería trabajar en eso. También leía el Pato Donald que estaba dibujado y guionado por Carl Barks. Eran unas historias surrealistas que me volvían loco. Además tuve el privilegio de leer en vivo El Eternauta, que salía en episodios en la revista Hora Cero. Yo tenía solo 7 años pero me las devoraba.

- ¿Cómo fue tu comienzo como dibujante y guionista?
- En mi época no era fácil decir que uno quería ser dibujante. En casa fue una lucha para que me dejaran estudiar dibujo. Pero insistí tanto que lo pude hacer. Igual no fue fácil. Primero, casi a escondidas, mandé la solicitud para hacer el curso por correo. Pero finalmente fui a estudiar a la escuela Panamericana de Arte. En esos años ese instituto tenía unos profesores de lujo. Y yo lo aproveché. Como el año final de la escuela tenía inclinación publicitaria, después de ahí fui a parar a una agencia y trabajé en ese rubro durante doce años. La publicidad no me gustaba, pero debo reconocer que aprendí muchas cosas que después utilicé en mi profesión de humorista gráfico.

- ¿Y cuándo llegó tu primera tira? 
- Mi primera tira cómica la publiqué en un diario zonal llamado Oeste Semanal que se editaba en San Justo. Después reboté en varias editoriales. Pero de a poco me empezaron a publicar algunos dibujos en revistas como “Media suela” de Geno Díaz, “Pitos y Flautas” de Julio Olivera, “El Ratón de Occidente” de Blotta, entre otras. Eso fue en los años ‘70. Finalmente, en 1978, salió Humor y ahí empecé a publicar con más continuidad.

- ¿Y como guionista?
- El trabajo como guionista apareció casi sin querer. En realidad, me fui dando cuenta que mi fuerte eran más las ideas que el dibujo. Y eso me permitía, además de hacer mis propios guiones, escribir para otros dibujantes. Creo que el desarrollo como guionista tuvo que ver con el aprendizaje en publicidad, donde terminé siendo redactor creativo. 

- ¿Quiénes te motivaron para estudiar dibujo y publicidad?
- Las personas que me motivaron para el dibujo fueron los grandes profesionales de aquella época: Quinterno, Ferro, Battaglia, Divito, Pratt, Salinas, Solano López. Como publicistas no tenía ningún ejemplo. Es más, ni sabía que existía esa actividad hasta que la descubrí trabajando. Fuera de los profesionales, no quiero dejar de mencionar la influencia de una tía que dibujaba y pintaba con pastel y yo me fascinaba viendo esos trabajos. 

- ¿Y entre los guionistas, hubo alguien en particular? 
- Respecto a los guionistas, creo que al principio no los tenía tan en cuenta. Yo leía El Eternauta ignorando que estaba leyendo la gran obra de Oesterheld. Hoy lo valoro como al más grande. Alguien que recogió esa posta y se convirtió en el gran guionista de las últimas décadas fue Carlos Trillo, con quien tuve el honor de compartir la historieta Clara de noche y otros personajes. Lamentablemente acabamos de perderlo y es algo que voy a sentir siempre porque trabajamos juntos 20 años. 

- ¿Qué significó tu trabajo profesional en revista emblemáticas como Humor, Tía Vicenta o Satiricón? ¿En cuál te sentiste más cómodo? 
- Poder acceder a revistas como esas representó para mí algo muy importante, ya que era el logro de tantos años de ilusión. Eran años difíciles y además de tener la gratificación de desarrollar mi profesión, existía la necesidad del compromiso. Y eran medios que se enfrentaban a la dictadura. Y uno sentía que en esa lucha aportaba su granito de arena. En la que me sentí más cómodo fue en Humor, porque terminé formando parte del equipo creativo y no era sólo un colaborador, sino que formaba parte de la revista. 

- ¿Recordás alguna anécdota de aquella época?
- De mi etapa en Satiricón recuerdo que estaba prevista una reunión creativa con el director de la revista, que era Oscar Blotta (hijo). También estaban Guinzburg, Abrevaya y Jorge Listosella. El otro tenía que ser yo. La reunión estaba acordada para cierto horario y a mí se me había hecho tarde. Entonces, para que no me caguen a pedos, intenté hacer un chiste. Aprovechando mi renguera en una gamba, al entrar y ver a todos reunidos se me ocurrió decir: “Perdonen la demora, lo que pasa es que vine caminando”. Todos se mataron de risa, menos Blotta que casi me echa. 

- ¿Qué te parecen las nuevas expresiones culturales que surgen de los movimientos sociales como el muralismo o el arte popular callejero? 
- A mí, todos los movimientos sociales me atraen y siempre que veo un dibujo en una pared o donde sea, me detengo a observarlo y a disfrutarlo. El dibujo me puede y lo haga quien lo haga, lo aplaudo y lo aliento. 

- ¿Mantenés contacto con jóvenes dibujantes y guionistas?
- Tengo muchos contactos con dibujantes jóvenes porque hago guiones con algunos de ellos y además los encuentro en los festivales de Comic o en exposiciones. Son pibes bárbaros y además excelentes profesionales. Te nombro a algunos: Diego Pares, Lucas Varela, Pablo Túnica, Max Cachimba, Tute, Liniers, Fayo, Podetti, Alejandra Lunik y muchísimos otros. 

- ¿Qué significa para vos Clara de noche? 
- Clara de Noche significa mucho para mí porque fue el personaje que me permitió trabajar con Trillo durante 20 años. Y por supuesto hacerle guiones nada más y nada menos que a Jordi Bernet, que es a mi juicio uno de los mejores historietistas del mundo. Pensar que yo lo veía en la historieta “Torpedo” y después trabajé con él. A Clara le tengo un cariño muy especial. Me resulta un personaje entrañable. A veces no me doy cuenta que yo formo parte de la historia y al salir publicada, la leo como lector y no como autor. Clara también nos dio un contacto con otro público, ya que es casi inusual que un personaje tan audaz se publique en un diario. Creo que esto fue mérito de Página 12. 






miércoles, 4 de diciembre de 2013

Gran Exposición en la Biblioteca Nacional: "La revista Humor y la dictadura"



Gentileza Hugo Maradei


La exposición, que reúne ilustraciones y fotografías que fueron publicadas en la revista en el período 1978-1983, se inaugura el jueves 5 de diciembre a las 19 hs. en la Sala Leopoldo Lugones. Hablarán Tomás Sanz y Mona Moncalvillo.
La misma destaca la fuerte crítica y sátira a la dictadura militar que poseían. Trabajos de Andrés Cascioli, autor de las famosas tapas, Sergio Izquierdo Brown, Crist, Oski, Ceo, Fontanarrosa, Limura, Tomás Sanz, Rep, Grondona White, Tabaré, Peyró, Meiji, y fotografías de Eduardo Grossman, correspondientes a las entrevistas que realizaba Mona Moncalvillo.
Organizan Ediciones Colihue y Depeapá Contenidos Editoriales.
La muestra se puede visitar hasta el 19 de diciembre, de lunes a viernes de 9 a 21 hs. y sábados y domingos de 12 a 19 hs.






Información suministrada por Hugo Maradei, Ediciones Colihue y la Biblioteca Nacional.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Reportaje al gran Tomás Sanz, uno de los fundadores de Humor Registrado




Esta excelente entrevista fue realizada por Daniel Enzetti para el diario Tiempo Argentino hace unos pocos días. Tomás Sanz -no tan recordado y homenajeado como debiera- nos traza con inteligencia una época muy compleja del país y del humor gráfico argentino, y además se refiere a nuestras particularidades como nación.


        "Leer Humor era como pertenecer a una cofradía"


Tomás Sanz, fundador y director de la mítica revista, repasa el papel del humor gráfico en la Argentina, un género que a fuerza de dibujantes a la altura de los mejores del mundo, marcó escuela desde los primeros medios, post Revolución de Mayo. Y cuenta la historia de una publicación convertida en salvoconducto, con la que tantos miles que resistían anónimamente a la dictadura se reconocían en la calle. 

-No hay un dato tan preciso que marque algo fundacional, pero lo que sí está claro es que todo arrancó con Satiricón, y sin muchos preparativos. Nos fuimos juntando de distintos lados. Algunos, de revistas que habían funcionado bien. Oscar (Blotta) venía de la publicidad, otros de Gente, Ula (Carlos Ulanovsky) era uno de los más jóvenes. El Tano (Andrés Cascioli) y yo también éramos del ambiente publicitario. Satiricón aglutinó eso, pero afirmar la propuesta nos costó un tiempo. Después de tres o cuatro números, publicamos una entrevista de Alicia Gallotti a Oscar Bonavena que hizo muchísimo despelote, y lo vimos como una apertura, 'acá hay un camino'. Aparecía un nuevo tipo de revista." 

 –¿Satiricón tiene antecedentes? ¿Hermanos mayores?
 –Creo que no hay antecedentes de Sati. El estilo humorístico empieza hace dos siglos, desde la institucionalización del país, con medios vinculados al poder y a la política. Caras y Caretas es un ejemplo. A San Martín le dibujaban caricaturas comparándolo con un monstruo. Pero Satiricón dejaba lo conocido de lado, tenía una impronta de jóvenes transgresores, con ganas de romper algo. Rico Tipo o Patoruzú nunca se propusieron romper nada. Landrú (Juan Carlos Colombres) con Tía Vicenta lo hizo más o menos y a (Juan Carlos) Onganía le debe haber molestado mucho el mensaje. Reconozco a Landrú, un tipo muy ingenioso que se divertía con eso, pero la publicación que a mucha gente le hizo decir "ojo con estos" fue Satiricón. Un nuevo convidado en la casa que podía joder. La farándula comenzó a ser desmenuzada, criticada, cuando en general, siempre había sido un elemento sacralizado. 

–¿Y los políticos? 
–Estamos viviendo por primera vez tres décadas democráticas sin interrupción, pero hay que contextualizar aquellos tiempos. Si no, no se entiende nada. Para el humor gráfico, las figuras políticas habían pasado de largo, simplemente porque no existía la democracia, y por ende, tampoco los políticos. Era más dura una caricatura de Sarmiento en el siglo XIX que lo que se hacía en los '60, salvo esa morsa de Landrú con Onganía. Y si no había ni política ni políticos, ¿a quién ibas a cargar? Lo único a mano eran dictaduras, y satirizar a los militares daba temor. Y eso que (Alejandro) Lanusse, comparado con la represión que vino después, parecía carmelitas descalzas. Tenía hasta alguna capacidad intelectual: se bancó a Mercedes Sosa en el Teatro Colón. 

–Illia sufrió distintas sátiras. 
–Fue el último presidente cargado en esos tiempos. En democracia se supone que no hay riesgo, salvo comerte algún juicio en contra. Recordemos que veníamos de la Libertadora, donde a nadie se le ocurría hacer nada. Con Arturo Frondizi tampoco salieron publicaciones de ese estilo. 

 –¿Cómo se conocieron con Blotta y Cascioli? 
 –Yo trabajaba en una agencia de publicidad chica, con el eufemístico nombre de PIL, Publicitaria Internacional Limitada. ¿Quién iba a conseguir anunciantes con esa sigla? (se ríe). Hacíamos folletos, campañas. Andrés era de Sarandí y Blotta de Bernal, eran amigos, y un día el Tano nos presentó. Oscar venía de Estados Unidos, influenciado por la National Lampoon. Pusieron su agencia en la calle Viamonte y me sumé. Atrás tenía un gran salón donde jugábamos a la paleta y empezamos a cocinar jodas, ideas, pero nada político. Garabateábamos bocetos: cómo salen los gordos a la calle, el perfil del colectivero, esas cosas. Un germen, un cosquilleo. Oscar maduró la idea, empezó a convocar gente, Ula, Alejandro Dolina, Mario Mactas.

–La política fue un ingrediente básico de Satiricón. La primera tapa: un general entrando a la Rosada mientras se limpia una cagada de paloma, el símbolo de la libertad, es una tarjeta de presentación.
–Se terminaba el período de Lanusse. Esa portada la hizo el padre de Oscar, que ya no estaba en Rico Tipo y viajaba de Bernal a visitarnos y darnos una mano. La cosa era escandalizar, y suponíamos que no había riesgo, porque no era común que clausuraran algo que recién empezaba. El titular "Murió Pacheco, hizo bien", aunque hoy reconozco como exagerado, era darle a la farándula con algo que no se conocía. Las reacciones eran increíbles. Una vez sacamos un perfil muy irónico y cruel del Soldado Chamamé, ¡y el tipo se apareció en la redacción, agradeciéndonos por nombrarlo! El lector era clase media, del "progresismo", interesado por esa cosa revulsiva. Nosotros decíamos "revolvamos la olla, a ver qué pescamos". Mactas dice, de un modo durísimo, que si se trata de encasillar, en la redacción había tipos que profesaban ideas de derecha, con otros como Ula, por ejemplo. Pero eso no se reflejaba en la línea editorial. En las páginas andaba todo bien, las travesuras funcionaban.

–Los antiperonistas instalaron la idea de que fue clausurada por "el peronismo" para vender una imagen de intolerancia y censura. 
–Es injusto. En términos cronológicos, Perón soportó la revista. No sé con qué grado de conformidad o enojo, pero la soportó. La clausura se produjo en tiempos de Isabel en el '74, con Perón fallecido. Además, Isabelita era tentadora, un personaje totalmente cargable, una papa. López Rega también, pero estaba más en las sombras. Y cuando tomó protagonismo, Satiricón ya no existía. La revista no tenía ideología. No es peyorativo, pero para la gente común, era una revista que picaba un poco alto en el estilo, en el lenguaje, en la irreverencia. Que no podía interesar a un tipo que compraba Crónica y se levantaba para laburar todos los días a las 6 de la mañana. 

 –Desde el cierre, hasta la aparición de Humor, la Argentina vive los años más convulsionados de su historia. ¿Cómo los tomaron? 
–De esa manera. Buscamos una continuidad. Sin Satiricón, Humor no hubiera existido. A buena parte de los que habíamos estado en Sati nos quedaba una especie de inercia. Pero ojo, una cosa era 1972 y otra 1978, con una dictadura feroz. Intentamos con refritos de Chaupinela y otras experiencias. "Los mejores chistes de tal cosa", que largábamos para probar el mercado. Oscar, con esa idea yanqui que traía lo llamaba "one shot", un disparo. Y cuando vimos que había alguna repercusión, el Tano, el más arriesgado, empezó a armar el grupo. Nos reuníamos en la calle Piedras, y fueron surgiendo nombres: Alfredo Grondona White, Ceo, Aquiles Fabregat. También necesitamos un período de instalación. Humor empezó modestamente, tanteando. Con cargadas a Martínez de Hoz, a Idi Amin con uniforme militar, como un mensaje para la dictadura. El primer gran revuelo se produjo con una tapa de Andrés con los reyes de España, de visita en Argentina y López Rega apareciendo debajo del vestido de la reina. Laburábamos en condiciones muy precarias. Las ventas eran muy buenas, pero salíamos mensualmente. Satiricón vendía 250 mil ejemplares por mes, que comparado con Rico Tipo no era nada: 200 mil ejemplares por semana.

–Esa tapa fue censurada.
–La pararon en las playas de distribución, pero lo que nos dejó tranquilos fue la respuesta de la gente. Llegaban muchas cartas, una señal de que el tema podía funcionar. Y aparecían dibujantes con ganas de trabajar. No teníamos miedo ni mirábamos si había algún Falcon en la calle, pero nos cuidábamos. Pero nos enteramos que la revista era tema de reunión en la Casa Rosada, y el que se mostraba como más duro era Albano Arguindeguy. Hacíamos a Jorge Videla ahogándose en el mar. Y para probar el grado de "tolerancia", armábamos jodas con fotos en la redacción, diciéndonos "¿Te parece que les va a gustar?" Entre 1978/79, lo peor de la represión había pasado, y nos dio mayor aire.

–Humor se convirtió en una especie de salvoconducto, un guiño entre los que se veían en la calle leyendo la misma revista.
–Era como pertenecer a una cofradía, a un club. Con tantos exiliados, se hizo muy importante la circulación de la revista en el exterior. 

–¿Qué ocurrió en democracia?
–No tenía la misma fuerza que al principio, pero aun así, el aporte general siguió siendo importante. No hablo sólo de la revista, sino de La Urraca, una editorial que sacó varios productos que hicieron escuela, incursionaron en la investigación periodística durante el alfonsinismo, y tomaron al menemismo como insumo básico para la cargada, para la sátira. Ocurrió que se fue dando un decaimiento general, baja de ventas, cansancio, que al final derivó en el cierre. En estos últimos 30 años, también el humor y el dibujo cambiaron mucho, porque cambió el mercado, pero también porque cambió el panorama tecnológico. Modificó gustos, alteró costumbres, hizo poner el ojo en lo audiovisual. Casi ni existían las revistas humorísticas, y el chiste pasaba sólo por cuadritos sueltos en los diarios, en la contratapa de Clarín o La Nación. 

–Y otro perfil más ligado al costumbrismo inocente. Don Fulgencio en La Razón, por ejemplo.
 –Personajes como Afanancio o Fúlmine, tan exitosos que terminaban convertidos en parte de la cotidianeidad. Alguien traía mala suerte y era un "Fúlmine", si te robabas algo te gritaban "Afanancio". En esto de las democracias escasas, y las dictaduras continuadas a partir de los '50, yo tengo una teoría: no había tantas cosas por las cuales protestar. En el primer peronismo, salvo críticas aisladas de la oposición, o el socialismo con la revista Vanguardia, medio clandestina, la gente, en general, estaba tranquila y bien. "La gran masa del pueblo", como dice la marcha. Claro, nadie suponía que se estaba gestando la peor de las represiones surgidas en el país. Lo humorístico pasaba por la típicas escenas de playa, o la suegra que no se te despega mientras paseás con tu novia. Era una vida amable y los medios gráficos reflejaban eso. 

–En democracia, también intentaron por otros lados que parodiaban lo corrupto del poder. Como el "Dr. Picafeces" que dibujaba Grondona White. 
–Fue la manera en que desarrollábamos historias con contenido, guionadas, para salir del mero cuadrito o de la viñeta. Por lo divertido le entrábamos a la gente, y por lo no amable, pretendíamos tirar un mensaje. También se arriesgaba con temas jodidos, como cuando Fontanarrosa hizo "Viven, los uruguayos en la cordillera". O ese mundo especulativo dejado por la dictadura: "El profesor Laposta", un típico personaje de la city financiera. Las Puertitas del señor López era la evasión, lo que el poder pretendía: una sociedad alienada. Aquiles y Tabaré armaban cosas extraordinarias. Fabre era capaz de tejer una versificación graciosísima. Era como un payador sin guitarra, típico uruguayo culto.

–El secuestro del número 97 de la revista quedó como una marca. 
–Nos sorprendió. La dictadura ya se estaba retirando. El tema es que (Luis) Gregorich y Enrique (Vázquez) venían escribiendo cosas muy duras, y los militares no aguantaron más. Enrique publicó cómo lo estaban apretando al juez Pedro Narvaiz, por seguir una investigación de secuestros y desapariciones en Comodoro Rivadavia, en los que estaban involucrados oficiales del sur. La nota transcribía documentos. El arreglo fue que el juez daba la información, pero como condición, pedía que esperáramos a que llegara a Brasil, donde pensaba radicarse... Un día aparece Mona (Moncalvillo) desesperada y le cuenta al Tano: "Está Patricio Kelly en la recepción. Dice que en este momento, Alfredo Astiz está viajando a Brasil para matar a Narvaiz." Habíamos arrancado con algunos chistes, y de repente estábamos metidos en quilombos increíbles (se ríe).

–También en democracia, la revista producía enojos de personajes del poder que hacían el ridículo. Eduardo Duhalde, por ejemplo. 
–Sí, eran cosas que no podíamos creer. Teníamos algunas fotos de una reunión en la Casa Rosada, y Andrés, que era muy hábil para esas cosas, les metió mano. Era el gobierno de Menem, y Duhalde estaba como vice. ¿Te acordás de Al Kassar? Un traficante de armas ligado al menemismo. El tano retocó las fotos, les dio color, y lo hizo al tipo como participando en la reunión. Y Duhalde bailando con una damajuana de vino en la cabeza. Memorable. ¡Salieron a desmentirlo, diciendo que Al Kassar nunca había estado en esa fiesta! Me llamaban desde las radios, y yo no sabía si contestar en serio o matarme de risa (se ríe).

–El menemismo no pudo prohibir la revista porque se hubiera generado un escándalo, pero la corrió por el lado económico y de los juicios.
–No eran juicios muy fundados, pero igual, nos jodieron bastante. Una vez publicamos un dossier con 100 casos de corrupción menemista, la compra de los guardapolvos, la lecha podrida, un depósito bancario de 230 mil dólares que Eduardo Menem tenía en Uruguay. Mostrábamos el facsímil del cheque, y reproducíamos un comentario de la revista Brecha. Incluso, poníamos que Menem lo había desmentido. Un párrafo corto, pero el juicio avanzó. Lo llevó el juez Liporace, un tipo que fue suspendido y acusado por corrupto al comprar una casa en San Isidro. Yo era el director: por los procesos que llovían, con Andrés decidimos repartir los cargos, para pilotearla. Me dieron de seis meses a un año en suspenso, que se convirtieron en tres meses tras la apelación. Hasta ahí, la cosa era tranquila, pero si había otro juicio, ibas en cana de verdad. Y llegó lo de Neustadt. Lo dibujamos en una playa con su mujer, tomando como base fotos de la revista Caras. Aparecía con un testículo medio afuera de la maya. Se ofendió. Un juicio civil por sumas inalcanzables... 

–Te embargaban todo lo que tenías. 
–La preocupación era esa. A la vuelta de un verano escuché el rumor de que el juicio no venía bien, y se me ocurrió llamar a mi abogado. Me preguntó si tenía propiedades. "Una casita en Ituzaingó, un auto viejo." "Bueno, venda todo porque se lo sacan." Al morir el Tano, la ex viuda de Neustadt reconsideró todo, y lo dejó de lado.

-Un dibujo.
"Elijo este dibujo, lo hice en 1972, cuando se venía la movida camporista y los militares estaban en retirada", dice. El recuadro mostraba a la Rosada anunciada en remate. Delante de una plaza que en pocos años se convertiría en punto de encuentro para reclamar por miles de secuestros, asesinatos y desapariciones. "Los pibes, los de las generaciones nuevas, están moldeados de otro modo. Nacieron en democracia, dentro de una continuidad que ni siquiera imaginábamos. Ese chiste, lamentablemente, pintó lo que vendría. Las revistas donde intentamos resistir a esa locura, cumplieron y marcaron un camino que hoy, con 30 años de democracia, se puede leer en perspectiva." 

Por qué Tomás Sanz.
Porque ayudó a gestar Satiricón, y fundó junto con Andrés Cascioli, Humor Registrado. Las dos revistas que marcaron otro camino en la historia del humor político gráfico. En la última, publicada entre 1978 y 1999, fue el director de una camada de periodistas y dibujantes difícil de repetir: Vázquez, Ruiz Núñez, Bortnik, Soriano, Feinmann, Gregorich, Fabregat, Tabaré, Llosa, Abrevaya, Grondona White, Moncalvillo, Dolina, Nine, Varela. Escribe y dibuja, aunque le gusta más lo segundo. Pero sobre todo, porque es un excelente tipo, queridísimo por sus compañeros, que vive tan simple y sin alarde como lo hace notar él mismo, cuando uno se le para enfrente y ve a alguien tranquilísimo, sin fanfarronería, contar todo lo que hizo. Que fue mucho. En la charla, Sanz dice de Aquiles Fabregat, su gran amigo, era un payador uruguayo metido en la Argentina. Si la historia del humor gráfico y su vinculación con la política fuera volcada en una historieta, Tomás se llevaría unos cuantos cuadritos.


Aquiles Fabregat, Andrés Cascioli y Tomás Sanz, 
los tres grandes hacedores de Humor Registrado




Autores de las fotografías: Sin datos.


miércoles, 30 de octubre de 2013

30 años de Democracia y aquella tapa de Humor Registrado




Hoy se cumplieron 30 años del día en que los argentinos recuperamos el derecho a votar o, en otras palabras, a vivir en democracia. Por eso esta emblemática tapa de la revista Humor Registrado, gran obra de Ceo poco tiempo después (noviembre de 1983, número 116).
Los trabajos de Ceo para esta inigualable publicación fueron fundamentales: En el libro La revista Humor y la dictadura se expresa: "La contribución de Eduardo Omar Campilongo a la historia de la revista es tan grande que se podría decir, sin riesgo a exagerar, que sin él Humor hubiera sido mucho menos de lo que fue".

viernes, 20 de septiembre de 2013

"Hum®: Nacimiento, auge y caída de la revista que superó apenas la mediocridad general", un libro de Diego Igal




Muy a mi pesar en estas últimas dos semanas no he alcanzado a subir nuevos posts. Pero trataré de ponerme al día a partir de un grupo de novedades - o no tanto - que seguramente interesarán y mucho a los seguidores de la historieta en general y del humor gráfico en particular.
Comienzo con la reciente edición de este libro, una investigación del periodista Diego Igal publicada por Marea Editorial.
En el sitio de la mencionada editorial se informa que Diego nació el 14 de marzo de 1971 en la ciudad de Buenos Aires y que estudió periodismo en el Taller Escuela Agencia (TEA), practicando el oficio desde 1993 -entre otras empresas-  en las agencias de noticias Télam e Infosic, los diarios Perfil, La Razón y Tiempo Argentino, las revistas trespuntos, Information Technology, Contraeditorial, Caras y Caretas y Playboy y los sitios de Internet Terra y Diario sobre Diarios.

Sobre la obra nos hacen saber que...

Esta es la historia de una revista que quedó en el inconsciente colectivo de los argentinos. Fueron veintiún años ininterrumpidos de una publicación que enfrentó la clausura, desafió censores, sobrevivió a la dictadura, realizó junto a sus lectores la transición a la democracia y siguió ejerciendo su periodismo crítico y zumbón durante los gobiernos de Alfonsín y de Menem. También es la historia de sus antecesoras Satiricón, Chaupinela y Perdón. 
Fue el semillero de centenares de ilustradores, chistosos, caricaturistas, probos y aprendices del plumín y el periodismo, muchos ya consagrados, que nunca más trabajaron todos juntos en una misma redacción. Y fue el reino de su creador, director, dibujante estrella y patrón, Andrés Cascioli. El periodista Diego Igal, luego de años de investigar, recorrer hemerotecas y entrevistar a sus hacedores, proveedores, distribuidores y acreedores, recrea esos años de creatividad y éxito, pero también su declive y cierre.

Recomiendo visitar esta página ya que allí se puede descargar el primer capítulo completo en formato pdf:

http://www.editorialmarea.com.ar/humor.html

Y en Diarios sobre Diarios tenemos información adicional sobre el tema y otros detalles de interés:

http://www.diariosobrediarios.com.ar/dsd/notas/4/141-35-anos-despues-humor-todavia-rie-para-pensar.php#.Uj5S3NJvguc

Además, Diego Igal es el autor de un blog dedicado a la historia de esta revista:

http://revistahumorregistrado.blogspot.com.ar/

En síntesis, una hermosa posibilidad de volver a acercarse o de conocer una publicación que fue y sigue siendo un orgullo no solo del humor gráfico argentino sino del periodismo en general.

viernes, 12 de julio de 2013

Museo del Humor: Andrés Cascioli, la revista Humor y más...


Ya el año pasado habíamos reproducido una nota del programa Vivo en Argentina (TV Pública) referida al Museo del Humor. Hace muy poco -a fines del mes pasado-  el ciclo volvió a visitar el museo, esta vez en el marco de la muestra homenaje a Andrés Cascioli.
Entonces, a continuación un panorama de la historia reciente de nuestro país, de las revistas Satiricón y Humor y del patrimonio del museo en cuanto a la historia del humor gráfico a través de las conversaciones con Nora Bonis (curadora de la muestra de Cascioli), Tomás Sanz (Secretario de redacción de Humor) y Hugo Maradei, Director del MUHU. 


jueves, 13 de junio de 2013

"Andrés Cascioli: 40 años de humor político"


Tal es el nombre de la muestra que se inaugura mañana viernes a las 17:30 en el Museo del Humor, Avda. de los Italianos 851 - Puerto Madero.
La información fue suministrada por Hugo González Castello, del Museo del Dibujo y la Ilustración (MUDI).
Es a la vez un homenaje a la revista Humor Registrado, como se puede apreciar en la siguiente tarjeta de invitación.
Seguramente quienes puedan acercarse por allí, lo disfrutaran mucho. En mi caso, quedará para el fin de semana. ¡Mucha suerte!




miércoles, 12 de diciembre de 2012

El regreso del Dr. Cureta



Una de las historietas emblemáticas de Humor Registrado y de los 80 fue La Clínica del Dr. Cureta. Su éxito fue tal que llegó a producirse un film (con Gianni Lunadei en el papel protagónico) y también se editó un libro recopilatorio. Guionada por Meiji, los dibujos correspondieron a Ceo, Rep y Toul. Continuó publicándose durante una buena parte de los 90 pero, al dejar de aparecer la Humor a fines de 1999, ya no hubo retorno...

Hoy por la tarde en una esquina y ante la inevitable espera del cambio de semáforo para cruzar, pretendí mirar fugazmente los titulares de los diarios en un kiosko. Imprevistamente, me encontré con el famoso Doctor en la tapa de lo que creí (erróneamente) un librito con la reedición de viejas páginas. En realidad, se trata de una revista con la clinica "remixada" y ofreciendo humor y actualidad. Muy buena sorpresa, y más aún en tan agobiante día.

Participan: Meiji (además el director), Garaycochea, Limura, Tabaré, Grondona White, Maicas, Rep, de los Ríos, Toul (que vuelve a dibujar a Cureta bajo los textos de Meiji), Parissi, Patricia Breccia, Jorh, Wolf, Kappel, Lawry, Libman, Pati y Emilio Ferrero.

Como columnistas figuran: Ezequiel Fernández Moores, Judith Gociol, Paula Meijide, Jorge Pinedo, Tomás Sanz (quien presenta este primer número), Santiago Varela y Judith Weiss.

Y colaboran: Adrián Aravsky, Andrea Delfini, Ariel Tarico y Diego Velázquez.

Chistes, historietas (la clínica + las nuevas Bromeo y Chuleta y Tinto y Soda), reportajes, notas (actualidad, deportes, artes plásticas, música, literatura), análisis vinculados al humor y algunos detalles más para este emprendimiento que - se sabe - no es nada fácil llevar adelante en estos tiempos. Sin embargo con los nombres mencionados la calidad está asegurada. Ojalá la gente lo interprete así. Las revistas de humor nos hacen mucha falta, así que termino esta entrada y ya empiezo a leerla...

jueves, 22 de noviembre de 2012

Francho y Cilencio, dos maestros


A través del blog Siulnas Historiador nos enteramos del fallecimiento en estos últimos días de dos grandes maestros del humor gráfico argentino: Arnoldo Franchioni (Francho) y Eugenio Heraldo Cilento (Cilencio), a los 84 y 74 años respectivamente.
Recomiendo la lectura de ambas notas, siguiendo estos enlaces:

http://siulnas-historiador.blogspot.com.ar/2012/11/arnoldo-franchioni-francho.html

http://siulnas-historiador.blogspot.com.ar/2012/11/un-minuto-de-cilencio-hubieras-titulado.html

Francho tuvo una destacada carrera en nuestro país: publicó en los diarios Democracia y Crítica, en las revistas Descamisada, Medio Litro, Rico Tipo, Patoruzú y Avivato y en las editoriales de Torino y Mazzone.
Sus creaciones más recordadas son: Cándido, Historias de cinco guitas, Album de familia y Aventuras de los tres malditos.
Tras el golpe que derrocó a Perón sufrió la persecución política, radicándose en Nueva York a partir de 1962. Allí abrió su propio estudio y colaboró en medios como Saturday Evening Post, The New Yorker, Mad Magazine, The New York Times, Cosmopolitan y el Sunday Times.
Había regresado a nuestro país en 2004. (1)

Cilencio se inició en La Revista Dislocada, publicando luego en Avivato, Rico Tipo y Tía Vicenta.
En 1969 dejó de dibujar y retomó el oficio seis años después en Mengano. Desde fines de los 70 fue parte del staff de Humor Registrado. (2)
Se desempeñó como profesor en el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro y en los últimos tiempos presentaba sus trabajos en un blog propio: Cilencio no se calla.

Aquí , una mínima muestra de lo que fue la vasta producción de ambos artistas. Queda pendiente para el futuro un repaso más detallado, como sin duda se merecen.


Francho: tapas para Avivato 264 (1959) y La Barra de Pascualín 38 (1961)

 
Cilencio: trabajos para Humor Registrado 31 (1980) y 78 (1982)




(1): Andrés Cascioli-Oche Califa: La Argentina que ríe (Fondo Nacional de las Artes, 2008).
(2): Catálogo 10 Años de Humor Registrado (Ediciones de la Urraca, 1988).
Las fotografías pertenecen a los citados libros.

domingo, 15 de abril de 2012

Nunca es triste la verdad...

Se sabe, Malvinas fue, es y será siempre un tema de gran sensibilidad (y que merece un respeto incondicional y una consideración permanente por todos los que participaron de la dolorosa contienda, en especial para quienes entonces no tenían más que entre 18 y 21 años). Así se pudo comprobar cuando se iniciaba este mes de abril. Y como ocurre habitualmente, las opiniones y aspectos que de este tema surgen fueron muy variados.
Una de esas miradas se refirió al desempeño de los medios durante aquel período que comprendió desde fines de marzo hasta mediados del mes de junio de 1982: errónea y fatal confianza en la imparcialidad de ciertos gobiernos extranjeros, datos inexactos, noticias que no se ajustaban a la realidad, engaños y demás...
Pero hubo excepciones. Entre ellas, ese lugar vital que representaba Humor Registrado. Como ejemplo muy pero muy acotado (habría que dedicarle amplio espacio a una multitud de notas e ilustraciones), estas son algunas de las portadas (realizadas por Andrés Cascioli) que presentó dentro de la etapa mencionada, muestra de que si bien tomaba la recuperación de las islas como una causa justa, nunca perdió de vista la verdad de la época.
Y todavía quedaba por delante casi un año y medio para que Ceo realizara uno de las tapas más emblemáticas de la publicación, símbolo cabal del retorno de la democracia, por la que esta gran revista tanto había luchado.

Números 77 (marzo) y 80 (abril)

Números 81 y 82 (mayo)

Números 83 y 84 (junio)

sábado, 17 de diciembre de 2011

Humor Registrado (I): El recepcionista de arriba



Hacia el mes de abril de este año subí una nota homenajeando al primer número de la revista Humor Registrado. Y a partir de allí quedé en deuda tras la promesa de una serie de entregas sobre esta gran publicación. Es por eso que ahora – en una de las últimas entradas del año - quería comenzar a cumplir con lo anunciado.
“La Humor” está sin dudas entre las diez revistas humorísticas argentinas más importantes de cualquier época. Sin embargo, si incluímos todo lo que brindó y representó más allá del mundo de la historieta, nos encontramos con una obra sin par. Recordemos – como se expresó en aquel mes de abril – que alguna vez fue galardonada como la mejor publicación satírica del mundo.
Grandes dibujantes y grandes plumas regalaron constantemente momentos inolvidables de imaginación y valentía, especialmente en el período anterior al regreso de la democracia. Es que – justamente – en esos años y a lo largo de toda su existencia, si algo caracterizó a Humor fue la pluralidad de ideas tanto en las notas de opinión, como en las periodísticas y literarias.
Y en materia de dibujantes y caricaturistas, basta con decir que por allí desfilaron Fontanarrosa, Crist, Viuti, Altuna, Cascioli, Nine, Ceo, Fortín, Grondona White, Tabaré, Limura y tantos otros.
De estos últimos nos vamos a ocupar de aquí en más.
Para empezar, una creación de Miguel Rep (que aún no había cumplido 20 años por entonces): El recepcionista de arriba.
Comenzaba el año 1980 y esta curiosa y original historieta hacía su presentación. John Wayne llegaba al cielo y una especie de San Pedro lo recibía a las puertas del Paraíso. Él sería el encargado de resolver si merecía pasar o ir derecho al Infierno. Por tal trámite debieron pasar cada uno de los arribados (en algunos casos personajes ya fallecidos y en otros aún vivos), siempre con el agregado de las singulares acotaciones de Arsenio, un ratón con aureola compañero del recepcionista.
Evidentemente, en cada decisión, está el sentir de Rep. Pero dejemos al propio autor reflexionar sobre su lúcida página:
"Esta serie la escribí y dibujé hace exactamente 30 añitos. Me acuerdo de la primera página (…). Se moría John Wayne, y lo juzgaban en el Paraíso. Lo recibían un barbudo etéreo, y un ratón parlante (…). Hice esa página como un chiste de una sola vez en los primeros días de 1980, con mis 18 años, sobre una máquina de coser Kopp de mi mamá, en una siesta asfixiante de Santa Lucía, Corrientes, donde vivía mi familia y yo era visita (…).
Cascioli la publicó, y ante mi sorpresa, me pidió que continuara la serie (…). La mayoria (de las almas para ser juzgadas) no entraba al Paraíso (…). Y pensar que en ese tiempo gobernado por Videla yo podía imaginar otros purgatorios e infiernos peores habla de mi adolescente ingenuidad de entonces.
Disfruté mucho todo ese año que duró la serie, y fue muy dolorosa la interrupción en marzo de 1981. En el medio, realicé mi primera muestra individual en el cine Arte, en pleno centro, con el padrinazgo de Octavio Fabiano, y un hermoso texto de Carlos Trillo. En esa exposición, montada en un sótano-transición entre la calle y la sala cinematográfica, alguien con mucha ira rompió originales (los de Neustadt y Oski), y se robaron otros (los de Lennon y algún otro). Gracias a esa reacción, supe que había empezado mi firma d’autore. " (1)
Veamos, entonces, que suerte corren los mencionados Wayne, Oski y Lennon, y Palito Ortega…


Humor Reg. números 29 y 31 (1980)

Humor Reg. número 49 (1980)

Humor Reg. número 56 (1981)

(1) Texto perteneciente a la colección "Rep - Firma D'Autore" publicada por el diario Página/12 en 2010 (Capítulo 8: El recepcionista de arriba).



miércoles, 5 de octubre de 2011

Néstor Ibáñez, humorista y docente

Nacido en Monte, Néstor Antonio Ibáñez publicó sus primeros dos chistes en la revista Corso Pete, pasando luego a la Editorial Torino. Allí, durante los años 60, sus trabajos recorrieron muchas páginas de El Conventillo de Don Nicola, Historias Tangueras, Barrabás, Pepinucho y Coliflor, La Barra de Pascualín, Piratón Kid y El Mago Fun-yi-to, entre otras. Su labor fue múltiple: chistes sueltos, secuenciales o agrupados bajo un mismo tema por un lado, e historietas con y sin personaje fijo por el otro.

(número 32, mayo de 1965)

El Conventillo de Don Nicola -Libro de Oro - (1962)

Tres personajes de su autoría para la editorial Torino: Folklorito (Historias Tangueras nro. 15, 1963), Chirola ( El Conv. de Don Nicola nro. 65, 1966) y Shomería, el bucanero (Piratón Kid nro. 4, 1966)

Más adelante se desempeñó en Rico Tipo, Patoruzú, Siete Días, La Revista Dislocada, Hortensia, Mengano, Chaupinela, Pitos y Flautas, Satiricón, los diarios La Tarde y Tiempo Argentino, Tiempo Humor (suplemento del diario El Tiempo, de Córdoba), La Tos (suplemento del diario La Voz, de Buenos Aires).
Participó de Humor Registrado desde su inicio en 1978 y allí se mantuvo muchos años, publicando también en otra de las revistas de la misma editorial: SexHumor.

Humor Registrado nro. 64 (1981) y nro. 116 (1983)

SexHumor nro. 8 (1984)

A fines de los 80 formó parte de la colección Grandes Humoristas Argentinos (editada por Hyspamerica) con su libro "Como quien no quiere la cosa" (del cual tengo un ejemplar amablemente dedicado por Néstor, tras mi paso por la Escuela de Carlos Garaycochea).
Otros medios que contaron con sus obras fueron: La República (Uruguay), El Cronopio (España), Acta Humorística (Bélgica), Crónica (suplemento de humor), La Nación (suplemento infantil) y Clarín (Juegos del Verano).

Obtuvo dos premios internacionales en Bordighera, Italia: En 1980 el premio "E.N.I.T." y en 1982 el "Cassa de Risparmio".

Juegos del Verano Clarín nro. 9 (1998)

Participó en muestras y salones de humor nacionales e internacionales (Canadá, Italia, Brasil, Chile, Uruguay, Bélgica, Turquía y China), publicando en las antologías Festival Internacional del Humor en 1995, 1996 y 1997. Fue seleccionado junto a otros humoristas del mundo para ilustrar el gran Calendario del International Cartoon Festival de Knokkeheis (Bélgica) en los años 1999 - 2003 y 2005. Y desde 2006 sus dibujos aparecen en medios de Italia, Alemania, Finlandia, Austria y Bélgica.

Actualmente es profesor en la Escuela Garaycochea (visitar la página para ver más ilustraciones) . Como ya expresé, fui su alumno y esta entrada es algo que me estaba debiendo. Más aún cuando un dibujante humorístico y actual alumno suyo - Marce Martínez (quien tiene su propio blog y participa de Magnificomics) - me preguntó hace un mes y medio si podía subir imágenes de Néstor, considerando que era una pena que este excelente dibujante no fuese tan conocido como se merece. En realidad, como hemos visto, Ibáñez - en una época de mucho mayor auge de las revistas humorísticas - era un autor reconocido (con gran capacidad para abordar las más variadas temáticas: política, deportes, actualidad, temas infantiles, erotismo, artes, etc), pero ya se sabe qué corta es la memoria de la gente (y de los editores especialmente) para este hermoso oficio y para tantos otros. Son muchos los ejemplos... Entonces, desde este blog tratamos de aportar un granito de arena para reparar estos inmerecidos olvidos.


Imágenes correspondientes a: "Como quien no quiere la cosa", Hyspamerica, 1989 (fotografía), revistas de Ediciones Torino (década del sesenta), Humor Registrado y SexHumor (Ediciones de la Urraca, años 80) y Juegos del Verano, editada por Clarín (1998).

Bibliografía:

Ibáñez, Nestor. "Como quien no quiere la cosa", Hyspamerica, 1989.

1978-1988, 10 años de Humor (Catálogo correspondiente a la muestra de la revista en el Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires en 1988)

Librosenred.com

Página de la Escuela Garaycochea