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miércoles, 18 de mayo de 2016

Los comienzos de José Liotta: Desde 1942 a 1959



 Caricatura de Hermenegildo Sábat


Nacido en el barrio de Almagro de la Ciudad de Buenos Aires en 1924, José Liotta se inicia como profesional en la revista Cascabel hacia 1942, realizando ilustraciones, chistes y portadas. Seguidamente, se desempeña en PBT, Figuritas (allí presenta en 1943 a Rita, una simpática y dulce niña), Rico Tipo (Timberio y Sangre de Horchata son sus creaciones a mediados de los 40), Don Fulgencio, Medio Litro y en el diario Noticias Gráficas (donde realiza la tira Pagapoco –un caballo de carrera- hacia finales de la década). 


 
 Uno de sus primeros dibujos (Cascabel 14, 1942)


 
Ilustración para la portada de Cascabel 64, de 1943. La ilustración de esta revista abarcaba tapa y contratapa


 
 Rita, creada hacia 1943 para Figuritas.


 Cascabel 263, de 1946
 


Don Fulgencio 22 (1946), firmando con el seudónimo Elyip.


 Timberio en Rico Tipo 207 (1948).


Tras el inicio de los ’50, su presencia en los medios gráficos va en aumento: Reaparece Caras y Caretas y tiene allí su página , firmando con el seudónimo “Sep”. La lista sigue con El Trencito (es autor de una sección llamada Sin pensarlo mucho y de chistes temáticos y secuenciales), Pobre Diablo (aparición de su personaje Baratija y presencia de trabajos a doble página temáticos, tanto en blanco y negro como a color ), Tric y Trake (donde desde su primer número en 1954 publica Bla Bla, el ventrilocuo y la serie a un cuadro ¿Verdad que vió así…?, junto a otras páginas de carácter costumbrista) y Picardía Universal (revista de la que en 1956 fue Director de Arte, ilustrador de tapas y dibujante de Timberio y Ciryano). Y ya para la segunda mitad de esta época, incursiona en revistas para niños como Mundo Infantil y Billiken. Por último, también lo tuvieron en su staff Sucedió en la farra (1952), Dinamita (1953), Pocholandia (1955), Tio Vivo (1957) y Cosquillas (1959). 
 
 
Rico Tipo 258 (1950)

El Trencito 58 (1953)



 Pobre Diablo 427 (1954)


Tric y Trake 1 (1954)


 Pobre Diablo 457(1954).


 
Mundo Infantil 368 (1956) y  509 (1959).


 
Pueden leer la nota completa en la edición virtual 
de la revista Dibujantes número 11, del gran Osvaldo Laino







viernes, 8 de mayo de 2015

Los sueños de Adolfo Mazzone







A fines de 1941 nacía en Buenos Aires el semanario Cascabel. De medidas inusuales (26 x 33cm aproximadamente), se preciaba de ser la publicación humorística de mayor tamaño. Además, la ilustración de tapa (a todo color) se extendía a la contratapa, por lo que no se podía entender lo que ocurría sin desplegarlas. En su interior, pinceladas de suaves amarillos y rosas, más una lámina central, también muy colorida. 
Pero quienes de verdad la hicieron grande fueron los dibujantes que la integraban: Lino Palacio (o Flax, cuando se trataba de caricaturas sobre la Segunda Guerra), Gubellini, Molas, Ianiro, participaciones del gran Saúl Steimberg, y, más adelante, nada menos que Oski junto a César Bruto. Entre ellos, asomaba otro talento que ya había demostrado sus condiciones en Patoruzú y Cara Sucia: Adolfo Mazzone, quien por ese entonces contaba con apenas 27 años.


Adolfo Mazzone en la portada de la revista Dibujantes 
(creación de Osvaldo Laino)


En esa primera etapa de Cascabel, sin embargo, Mazzone no presentó ningún personaje nuevo sino una o media página titulada Los Sueños, donde los anónimos y variados participantes confesaban sin proponérselo sus verdaderos deseos, como si se tratase de una radiografía mental. ¿Cúanto habrá influído el revolucionario crecimiento del Psicoanálisis entre fines de los 30 y principios de los 40 en Argentina? Recordemos que pocos años después Guillermo Divito crearía El otro Yo del Dr. Merengue...
Vinculadas las ilustraciones o no con ese tema o profesión, lo cierto es que el creador de Capicúa brinda acabadas muestras de algunas de las principales virtudes de todo gran humorista: su poder de observación y reflexión, incluso sin necesidad de utilizar diálogos.

Veamos los protagonistas que van desfilando número a número: un mótorman (conductor de tranvía), un mozo, una mucama, un canillita, un maestro, entre otros. Esto es, gente común, trabajadora, sacrificada, con postergaciones personales. Entonces allí, en ese instante de libertad que entraña (o no) todo sueño, ellos/as plasman sus verdaderos anhelos: ganar mucho dinero, pasar de dominados a dominadores, ser valorados, disfrutar de la vida, tomar decisiones, en definitiva triunfar y ser felices. No falta tampoco un lugar para anhelos menos positivos, pero que podrían funcionar como una descarga ante la difícil vida diaria: mentiras, revanchas, manipulaciones, cometer infracciones en la vía pública, etc. 
Así, Mazzone nos muestra la verdad de cada ser humano: Desaparecen las máscaras, con todo lo bueno y todo lo malo que ello implica.


Un retrato de mediados de la década del 40 (Leoplán)


Para finalizar, un detalle bastante particular y misterioso: En el primer dibujo se aprecia con claridad la firma de Adolfo. En el resto, conforme pasan los números, su nombre es reemplazado por una serie de seudónimos: Douglas, Cheque, Inglés, Ricardo, Richard...
Los trabajos son lo suficientemente buenos y parejos como para deducir que es siempre Mazzone el autor pero, ¿Es en realidad así? ¿Fue reemplazado por otro dibujante con estilo similar? ¿O hubo alguna desconocida razón por la cual él o la revista decidieron estos cambios?
Incógnita de nada sencilla resolución. Se aceptan opiniones o -si alguien las conoce- las claves que provocaron dicha situación.

Cascabel mantuvo las características indicadas al comienzo durante cierto tiempo. Luego, varios de sus célebres integrantes (entre ellos Mazzone) se marcharon, la mayoría de los que quedaron evitaron escribir su verdadero apellido, la revista viró al tono sepia (tapa incluida), para presentar sus últimos números a la mitad de su tamaño original, y con menos páginas. De allí a su desaparición, hubo solo un paso... Mientras tanto, aquellos sufridos y frustrados personajes empezaron a creer que su vida podía cambiar, pero en sentido inverso a Cascabel...
Las razones, muy diferentes y a la vez mucho más evidentes que la planteada con anterioridad, forman parte de otra historia.



 
1 (19-11-41)


  
                            5 (17-12-41) y 8 (07-01-42)                     


    
         14 (18-02-42) y 15 (25-02-42)
                        

  
                              16 (04-03-42) y 17 (11-03-42)                         


    
   25 (06-05-42), 36 (22-07-42) y 37 (29-07-42)














miércoles, 1 de diciembre de 2010

Esos raros personajes viejos (II)

En esta segunda entrega me pareció interesante incluir dos personajes - de autores y estilos diferentes - que, sin embargo, tienen una característica en común: no conocemos sus rostros.

Arturo, un mayordomo/mucamo y actor de reparto en la tira Don Fulgencio (de Lino Palacio, nacida en los años '30 en La Razón y que se desarrolló a través de varias décadas en diarios y revistas - la que llevaba el mismo nombre, Avivato, etc -) se destacaba por su carácter solemne y - principalmente - por no mostrar jamás su cara.
Dice al respecto Alan Pauls (1): "Arturo es (...) el paroxismo del humor gráfico de Palacio: un personaje definido exclusivamente por su relación de desajuste con los parámetros formales de la tira. Serio, atildado y circunspecto, su paso por la historieta es al mismo tiempo de una indiscreción escandalosa. El, el personaje sin cara, el excedente del cuadro, es el encargado de delatar ese carácter convencional que el dibujo, por definición, se obstina en naturalizar. Hace aparecer los marcos como coacciones, desnuda el reparto de visibilidades e invisibilidades que está en el corazón de la historieta, y obliga a los demás personajes a comparecer una y otra vez, ante las leyes del género."







Por su parte Lonka (de Atilio - Atilio de Angeli -) tenía su lugar en Cascabel ( segunda mitad de los '40: 1946/7) y también era "anónimo". La revista se encontraba en su ocaso ya que su formato se había reducido a la mitad del de sus comienzos y la tapa no presentaba color.
Siulnas (2) comenta: "Lonka era un personaje muy particular, ya que siempre apareció de espaldas en su historieta de la revista Cascabel. Dicen que ni su autor - Atilio De Angeli, que la creó en 1946 - pudo conocerle la cara. Y como Lonka no quería dar la cara, siempre hacía cosas que no lo obligaran a mirar al lector..."
Además, De Angeli utilizó el nombre su personaje para firmar algunos de sus dibujos.





Dos creadores distintos, épocas similares y un enigma que, según parece, jamás se develó. Justamente el hecho de mantener ese misterio es lo que hace atractivos a ambos personajes.

(1) Alan Pauls: Lino Palacio. La infancia de la risa, Espasa Humor Gráfico, Buenos Aires, 1995.
(2) Siulnas: Aquellos personajes de historieta (1912-1959), Puntosur Editores, Buenos Aires, 1986.
Las tiras de Don Fulgencio fueron extraídas del libro antes mencionado. Las de Lonka pertenecen a los números 256, 264, 266 y 268 (1946) y 277 (1947) de la revista Cascabel.