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sábado, 1 de marzo de 2025

Regresando a Calé



El año pasado subí por última vez una nota sobre Alejandro Del Prado, Calé. Si bien siempre anda dando vueltas la posibilidad de seguir agregando nuevos dibujos de su autoría, esta vez el camino fue diferente. De manera impensada (al menos para mí), aparecieron sobre la mesa estas páginas extraídas del diario Tiempo Argentino, con fecha correspondiente a los albores de la actual democracia: martes 3 de mayo de 1983. El motivo: se cumplían por entonces 20 años del fallecimiento de este gran humorista gráfico. Aquel hombre de tan breve vida -apenas 38 de edad- había dejado para todos las brillantes páginas de Buenos Aires en camiseta, recordadas y elogiadas hasta hoy, pasados cuarenta y dos años más de la nota mencionada. La posibilidad se dio hace pocos días, cuando con un amigo estábamos de visita en la casa de un coleccionista, quien con mucha amabilidad me permitió fotografiar dicho matutino.

Entonces, además de encontrarnos con un documento no muy habitual y con las reproducciones de algunas de las ilustraciones para Rico Tipo, podremos acercarnos -de la mano de su hijo Horacio- al contexto de época, al particular modo de trabajar de Alejandro y de los trastornos que derivaban de ello, también un espejo de su personalidad. El segundo texto corresponde a Caloi, admirador de Calé y de su pintura popular de los barrios porteños y sus habitantes. Cuando identidad, sensibilidad y creatividad van de la mano y el plumín.














viernes, 16 de junio de 2017

Tarjetas y Postales (II)

 
 
 



Segunda entrega con algunas de las excelentes muestras (grandes dibujantes, caricaturistas y personajes) realizadas en los últimos años en las siguientes instituciones: Biblioteca Nacional, Museo del Humor, Museo Eduardo Sívori y Alianza Francesa:


  




 

 
 


 






miércoles, 1 de abril de 2015

Alejandro del Prado recuerda a su padre, Calé




Alejandro del Prado (fotografía de Mariana Eliano)



Eduardo Rafael entrevistó a Alejandro del Prado en 1996. La nota fue publicada en La Maga número 255, del 4 de diciembre de dicho año. 
Cantaautor y poeta, Alejandro recuerda la infancia junto a su padre, el tango y la época; analiza la obra de Calé, reflexiona sobre los puntos en común que tiene con él,  y se refiere a su propia labor como músico. Un texto extenso y muy rico, para leer con detenimiento.

Los dos artículos que le siguen son anteriores en lo cronológico: El número 94, del 3 de noviembre de 1993, dedica una página a Calé al cumplirse 30 años de su muerte, fecha que a la vez dio lugar al estreno del musical Buenos Aires en camiseta, en la Sala Mayor del Teatro Nacional Cervantes
Por último, en la revista del 20 de abril de 1994 (Nº 118) se menciona la aparición de un libro -editado por De la Flor- que recopila aquellos dibujos inmortales que aparecían en la Rico Tipo de los 50 (textos de Judith Gociol). Todavía pueden conseguirse ejemplares en algunos sitios web.

Tres notas que -valiosas individualmente y complementarias entre sí- dialogan sobre la mítica figura de uno de los más grandes humoristas gráficos argentinos del siglo XX.




 


 


 






miércoles, 25 de abril de 2012

Aquella Buenos Aires de Calé


“Cuando en 1963 murió Calé (Alejandro del Prado era su verdadero nombre) yo tenía 11 años y mi hermano Alejandro, el músico, acababa de cumplir los 8. Podría decir que desde entonces la relectura de sus trabajos al correr de los años estuvo signada, para nosotros, por un orgullo parecido al que seguramente sentirá el hijo de un ingeniero al ver el puente construído con la participación de su padre algunas décadas atrás, o el de un ciclista al ver a su padre en una tapa de “El Gráfico” en los años de Panzeri.”

“(…) La maestra de primer grado en la escuela de Cortina y Simbrón, en Villa Real, pregunta de qué trabaja el padre de cada niño, respondo a mi turno ‘de dibujante’. ‘Ah, qué bien’ - palmea en la cabeza, comprensiva, la maestra – ‘¿pero de qué trabaja?’”

“(…) Cuando Calé dibujaba, en la estrecha pieza atiborrada de papeles y recortes archivados para tomar modelos (pieza que además ocupaban las camas que compartíamos con mi hermano, y que tenía una ventana con vista al zanjón cíclicamente inundado, como la calle de tierra)…”

“(…) Mi hermano y yo le ayudábamos a echar agua caliente en el pico del estrecho frasquito vacío de tinta china, para disolver la capa reseca del lado interno: no había en casa medio sope para comprar un frasco nuevo.”

Con esta calidez, se refería Horacio del Prado a su padre, el gran Calé, en el catálogo “100 años de humor e historieta argentinos”- Municipalidad de Córdoba, 1986;  un hombre que supo retratar su época como pocos desde las páginas de la Rico Tipo de Guillermo Divito.
 
   
     Si bien los dibujos presentados luego del texto de esta entrada fueron publicados originalmente en Rico Tipo durante los años 50, los mismos se escanearon de los libros 1 y 2 denominados "Selecciones de Calé - Buenos Aires en camiseta", que aparecieron a mediados de la década del 60 y cuyas tapas llevaron las ilustraciones que aquí vemos. 


Y para saber más de él, leamos a Silvina Walger (1):

“Empleados, comisionistas, quinieleros, especuladores, empresarios, burócratas de clase media, artesanos, reos, mujeres de vida irregular – adjetivo al que para hacerse acreedora bastaba simplemente con apretarse el trasero – y siempre las más atractivas. Chicas buenas y románticas, suegras, cuñadas, vecinas curiosas y patéticos hermanitos con los pantalones largos recién puestos obligados a hacer de chaperones compartían pasiones como el fútbol, el tango, la timba y hasta el radioteatro de la tarde. Calé pintó (o sea dibujó y comprendió) a todo ese conglomerado humano…”

“(…) Calé había nacido en Rosario y fue criado por una madre pintora y cinco tías solteronas. En 1945, cuando tenía 20 años, se trasladó a Buenos Aires y gastó todos sus ahorros escuchando a sus dos máximos ídolos, Horacio Salgán y Astor Piazzolla.”

(Ha relatado María Esther, su viuda) “Calé era igualito a sus personajes (…) todas las personas de la ciudad eran sus amigos, por eso  podía comprenderlas tan bien.”

Este inigualable creador, que forma parte de esa serie de maravillosos dibujantes humorísticos  que se han dedicado al costumbrismo - en este caso referido al mundo porteño - murió a los 38 años. Dice Silvina Walger:

“Sin embargo fue su dedicación al trabajo, que no le ahorró cigarrillos, café ni actemines, lo que acabó con él a una edad en la que todavía se podía esperar mucho más de su tierna y sociológica mirada.”


  
  



(1) Fragmentos del texto correspondiente al libro Calé: Buenos Aires en camiseta 1 (Ediciones de la Flor, 1994). 

viernes, 29 de abril de 2011

Del Papel al Movimiento (IV): Buenos Aires en Camiseta

Alejandro del Prado (Calé) fue un humorista gráfico y dibujante rosarino que retrató como nadie las características del porteño a través de su "Buenos Aires en Camiseta", publicado en Rico Tipo desde los 50 hasta 1963 (al fallecer el autor con tan solo 38 años).

De su obra hay mucho para decir y mostrar. Eso será un poco más adelante. En este caso, he escaneado un par de páginas de su trabajo correspondientes al Libro nro. 2 de Buenos Aires en Camiseta ( Spot Producciones, sin fecha, aunque presumiblemente de la década del 60) donde se verá que las cosas hoy en día han cambiado bastante, aunque algunas no tanto; para acompañar al texto que sigue y a la película misma (subida a YouTube por ViendoaPepeBiondi, de quien desconozco su verdadero nombre pero al que hay que agradecerle de verdad que haya compartido este material tan valioso. Fue grabado a su vez del programa Caloi en su Tinta y a pesar de que la calidad no es la mejor, vale la pena verlo).

Por ahora, basta agregar que fue unos de los cortos exhibidos en la reciente muestra de OSDE "Nos tocó hacer reir", junto a Upa en Apuros.


Lo primero que debería decirse es que este cortometraje de 1963 no es - en rigor - una película con personajes en movimiento. Se trata de la captura de imágenes fijas, con los que se han realizados paneos, acercamientos, alejamientos, etc. No soy un conocedor de estas técnicas, así que invito a quien desee hacerlo a dar un explicación más acertada y exacta.
Aquí transcribo, entonces, el reportaje que le realizó Ana Bianco (Página/12, 9 de septiembre de 2009) al realizador del film Martín Schor y a María Ester Pérez de Del Prado, viuda del dibujante:

En charla con Página/12, Schor y María Ester Pérez de del Prado, albacea de la obra de su marido, transmiten su visión del film –que el historietista no pudo ver terminado– y comparten en el presente un documental, actualmente en proceso de edición, que resignificará a Calé.

–¿Tenía una relación personal con Calé antes de filmar?

Martín Schor: –Ninguna. Pero leía su historieta Buenos Aires en Camiseta en Rico Tipo y me preguntaba: “¿Cómo sabe este tipo lo que pasa en mi barrio y en mi casa?”. En la revista me dijeron que Calé no trabajaba hacía rato y me dieron su dirección con un encargo: cuando lo encontrara, tenía que decirle que se diera una vuelta. Fui a su casa, me atendió María Ester, su esposa, y me enteré de que su marido estaba escondido, que no quería recibir a nadie; estaba cansado de dibujar y la situación política de la Argentina lo afectaba. Fue tres meses después del golpe del ’62. Al mirar los dibujos me di cuenta de la relación que tenía él con la realidad del país. En sus dibujos subyacentemente hablaba de los pobres y de la clase media baja que nunca recibía nada, que no se podía ir de vacaciones ni comprar regalos a sus chicos. El representaba al hombre común.

María Ester Pérez de del Prado: –Calé era cada vez más exigente, estaba rodeado de gente del ámbito cultural, escritores y músicos, y eso le pesaba. Hacía bocetos y más bocetos y después calcaba sus propios dibujos para no retocarlos. Buscaba la perfección en el dibujo, se pasaba noches enteras sin dormir y fumando cigarrillos baratos. Cuando en 1994 vinieron a filmar del Ministerio de Cultura de la Nación, les mostré los bocetos y quedaron impresionados del proceso hasta llegar a un dibujo. Los hacía en papel transparente porque no quería retocar.

–¿Cómo vivió Calé la filmación del cortometraje?

M. S.: –Empezamos a trabajar con los originales, que eran grandes, y además él consolidó alrededor de ocho estilos a lo largo de diez años. El último estilo era extraordinario, no podía realizar un corto de 20 minutos con todos los estilos. La película no es didáctica, cuenta la vida de la gente a través de los dibujos de Calé. Tuve que empujarlo porque él no quería volver a dibujar, pero terminó y pude filmar. Estuve seis meses mirando cerca de 5 mil dibujos y pude elegir un principio, un final, y decidir cómo los iba a usar. Les di un orden a los dibujos que estaban todos desperdigados, eliminé los textos y los globitos, que en el corto nadie podría ver, y usé la voz en off de un locutor, Jorge Raúl Baltallé, quien a su vez hacía las voces de todos los personajes.

M. E. P.: –La película era un trabajo más. El le estaba escapando al dibujo, pero yo le decía: “Te está esperando Martín”. El (Schor) empezó a venir más seguido y se comía unos buenos plantones esperando en la puerta de casa que Calé empezara a ponerse en marcha, porque era medio “lenteja” para caminar y para todo. El corto se hizo por la paciencia de Martín.

–Schor, ¿cómo se las arregló para darle movimiento a los dibujos?

M. S.: –En enero del ’63 filmé dos semanas. El problema es que en este tipo de dibujos con líneas blancas y negras la cámara no logra la percepción y se produce un fillage, un temblequeo. Lo consulté a Birri, quien había filmado La primera fundación de Buenos Aires en color con dibujos de Oski, y él me mandó a verlo a León Ferrari a Castelar, para pedirle la mesa que él había usado para filmar. Ferrari la había armado en su taller en un tablón enorme de dos metros, para poner los dibujos. La cámara estaba montada en dos rieles con patines e iba y venía hacia adelante y hacia atrás. Para la toma vertical no había problema; para la horizontal, los movimientos los hacía el tablero. Ferrari me armó la mesa y la llevamos a un estudio; había dos pibes que manejaban los rulemanes para mover el panel de madera que se apoyaba y se movía. Adelqui Camusso, que hacía la luz y manejaba la cámara, decía: “¡Ya!”, se paraban todos y la imagen quedaba perfecta. Calé llegó a ver la película muda.

–En los créditos aparecen figuras del tango como Horacio Salgán, Astor Piazzolla y Aníbal Troilo, entre otros. ¿Cómo dio con ellos?

M. S.: –Por Calé. Elegimos los temas con el sonidista y musicalizador del corto, San Salvador Viale. Calé me mandó a verlo a Troilo, a Piazzolla y a Eduardo Rovira para pedirle autorización para usar su música. “A Salgán ni vayas a verlo porque es un amigo y no habrá problemas”, me dijo. Me pregunté cómo conocía a esas figuras del tango, porque nunca hablábamos de música...

M. E. P.: –Mi hermano, Roberto Pérez Prechi, era bandoneonista de Osvaldo Fresedo y un arreglador muy reconocido. Con Calé frecuentaban el Bajo y los cabarets. Calé ya era amigo de Piazzolla, de Salgán, de Leopoldo Federico. Admiraba tanto a Horacio Salgán que fue su representante, aunque Calé no servía para representar a nadie.

–Schor, ¿en qué etapa se encuentra su documental Calé: Buenos Aires en camiseta?

M. S.: –Intento mostrarlo en su época y demostrar que fue un visionario. Empecé el proyecto en el 2003, obtuve el crédito del Incaa y estoy editando a pleno desde el 2006. Las películas de historietas que se filmaron, incluidas las norteamericanas, tienen un 10 por ciento de historieta y 90 por ciento de gente hablando. Filmar dibujos presenta complicaciones técnicas. Y encima me metí con Calé, que en lugar de tener dos o tres personajes que lo caracterizaran, desplegó una cantidad de dibujos que representan a una infinidad de personajes.