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domingo, 29 de diciembre de 2024

Cinegraf y el primer proyecto sobre Patoruzú en la animación

 



En marzo de 2011-esto es casi catorce años atrás- publicábamos en este blog una extensa entrada dedicada a los pormenores de la realización del cortometraje "Upa en apuros", seguido un mes después del argumento completo de la película (en una combinación de historieta y storybord), aparecido en el Libro de Oro Patoruzú 1943, en diecinueve páginas de magníficas ilustraciones.

Sabemos que Dante Quinterno tenía entre sus proyectos la concreción de una obra de estas características desde mucho antes (tal sus palabras expresadas en el número 21 de la revista Aconcagua (octubre de 1931): "Les demostraré (a los estadounidenses) que sabemos hacer historietas, y hasta películas de dibujos animados..." (1).

De hecho, en 1932 Quinterno emprende su primer viaje a los Estados Unidos. No puede sorprendernos entonces que, en el mes de abril de ese mismo año, el ejemplar inicial (2) de la revista Cinegraf (dirigida por Juan Alberto Pessano) nos ofrece en su página 38 una nota donde se informa que el caricaturista Quinterno viene trabajando en una serie de cortos animados. De esta forma, se presenta "en calidad de primicia" una secuencia que tiene como protagonista al por entonces ya bastante afamado indio (muy joven y "desatado"(3)). Los detalles quedan para quien desee leerlos en el escaneo adjunto. 
Pero no podemos dejar pasar por alto el hecho de que el dibujante..."viene realizando una serie de cortas películas..."¿Hasta dónde habrá llegado en aquel momento? ¿Solo bocetos, storyboards, o el inicio real de alguna animación? ¿Todas ellos dedicados al indio o también a otros personajes?¿Quedarán guardados -vaya a saber dónde- documentos de este proyecto o estarán definitivamente perdidos?

Eso no es todo: La tira Patoruzú del diario La Razón del 2 de marzo de 1932 nos muestra a nuestro héroe -acompañado por Julián de Montepío- arribando a California tras un extenso viaje en barco. Así, se encuentra (textual) en la antesala de la "Meca del Cine", donde sufrirá algún dolor de cabeza ante las exigencias de Sam Gold ("el magnate del cine"), dispuesto a probarlo como actor; e intentará -en vano- hacer reír al mismísimo Buster Keaton. Las peripecias cinematográficas continúan y las sorpresas también: En la tira del 9 de abril Patoruzú conoce a Charles Chaplin, recién llegado a los Estados Unidos para su nuevo film (4).

Seguramente, nada hay de casual. Regresaremos más adelante con este tema.


Portada del número 1 
de Cinegraf (abril de 1932)








Fuentes:

(1): Catálogo "A todo Patoruzú" (Con motivo de los 90 años de la creación del personaje - Compilado por José María Gutiérrez, y con colaboraciones de Lucas Nine y Pablo Sapia -  Biblioteca Nacional Mariano Moreno, 2018).
(2): Escaneo de la revista Cinegraf número 1 (Web del Instituto Iberoamericano -Alemania-).
(4): Archivo de Ricardo Rosas.

(3): Ver "El joven Patoruzú" en este mismo blog, 15 de marzo de 2011.
(5): La revista presenta al personaje como "Patorozú" (sic).






martes, 9 de julio de 2024

Patoruzito: "El yate misterioso"

 




La revista Patoruzito Escolar (publicación de la Editorial Dante Quinterno, que salía cada viernes y de la que se editaron unos pocos ejemplares en 1971)  presentó -en sus dos primeros números- El monte de las ánimas (re-edición de la historia publicada en el semanario Patoruzito entre los números 420 y 436) y -en el 4 y 5- El cuatrero prófugo (también perteneciente al semanario mencionado y que se incluyó entre los números 13 y 21, aunque aquí con el título de La caza del forajido). Esta última aventura quedó inconclusa en la versión escolar al cerrar ésta luego de esos 5 números.
En el medio, número 3, fue el turno de una breve -solo cinco páginas- historia, con principio y final allí mismo. Se trató de El yate misterioso, no publicada en el semanario y que aquí adjuntamos dividiendo cada página en dos apaisadas, completando así sus 20 tiras al estilo del formato de la Correrías del indiecito. Resta saber, lamentablemente no poseo una colección completa, si la misma ya se había editado (o no) con antelación en alguna otra revista de la editorial, como, por ejemplo, el mensuario del pequeño cacique.

Actualización (12/07/24): Según lo que me relataron Eduardo Adan y Juan Fagin, dos excelentes especialistas en la historieta nacional, "El yate misterioso" habría sido preparada en exclusiva para este número de Patoruzito Escolar, y probablemente no re-editada con posterioridad.

















Fuentes:

Altgelt, Carlos A.: Las historietas de Patoruzito -Una guía ilustrada- Tomo 2 (2021).
Schneider, Hernán: coleccionista y especialista en las revistas de Dante Quinterno.












lunes, 10 de julio de 2017

Quinterno en los primeros '30





La presencia de Don Fermín (luego Don Fierro) y de Patoruzú en Mundo Argentino en la primera mitad de la década de 1930 y a color, es un clásico de nuestra historieta humorística. Completamos este tridente con la presencia del indio en La Razón un sábado 16 de enero de 1932. Por suerte, se trata de páginas autoconclusivas y escaneadas de las planchas originales (Medidas: 33 x 26 cm en el caso de la revista y 42 x 32 cm aproximadamente para el diario). Mientras tanto, el ilustre semanario era todavía un proyecto, pero de muy cercana concreción...








viernes, 16 de junio de 2017

Tarjetas y Postales (II)

 
 
 



Segunda entrega con algunas de las excelentes muestras (grandes dibujantes, caricaturistas y personajes) realizadas en los últimos años en las siguientes instituciones: Biblioteca Nacional, Museo del Humor, Museo Eduardo Sívori y Alianza Francesa:


  




 

 
 


 






domingo, 3 de abril de 2016

Guillermo Roux: El gran artista que se inició en el semanario Patoruzito





Guillermo Roux nació en 1929 en el barrio de Flores. Pasó su niñez rodeado de lápices y pinceles, gracias a su padre Raúl. Esos comienzos, sin embargo, tuvieron algunas características no tan habituales en el aprendizaje de todo artista plástico.
En el siguiente texto publicado en el catálogo Patoruzú una revista una época (Museo Sívori, 2008/09) el gran pintor recuerda cálidamente dichos inicios en aquel "mundo de sueños, encantado"...; una manera además de adentrarnos en la mítica Editorial Quinterno, en la personalidad de su fundador, y en la extraordinaria creatividad de sus grandes dibujantes.
Completamos la entrada con una reciente entrevista que le realizó Tute para la Universidad Nacional de 3 de Febrero.


Recuerdos de la Editorial Dante Quinterno
 

Témpera realizada por Oscar Blotta en el año 1949: 
De izquierda a derecha Guillermo Roux (con uniforme de conscripto), Eduardo Ferro (presentador), Tulio Lovato (mosquetero), 
Pelorosso (fraile), Jaime Romeu (monaguillo), Roberto Battaglia (Tarzán) y Oscar Blotta. Colección Alejandra Roux.  
Catálogo "Patoruzú una revista una época" (Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, 2008/09).



"A los 15 años entré en la Editorial Dante Quinterno. En ese momento estaba en San José y Avenida de Mayo, primer piso, justo en aquella esquina en donde un león de utilería, un poco apelmazado, anunciaba Ferro Quina Bisleri.
Pasábamos a tinta los fondos de las historietas Vic Martin, Sagrera y yo. Ellos recién llegados de Rosario.En la otra sala, la sala de dibujantes, como se decía, que daba a la esquina, trabajaban Lovato, Ferro, Blotta y Romeu. Lovato era el jefe de dibujantes.

Quinterno aparecía de tanto en tanto. Recuerdo su caminar nervioso y su aguda mirada, a la que nada escapaba. Miraba aquellas tiras en detalle y nada iba a la imprenta sin su aprobación.

Repetto, Mariano Juliá, El Visconde de Lascano Tegui,  Mariano de la Torre iban de aquí para allá imaginando situaciones, comentando las notas, siempre agudos, rápidos, llenos de humor.
Esos primeros años fueron maravillosos, para mí un mundo nuevo y extraordinario. A pesar de las notables diferencias de edad, ellos fueron mis amigos ¡y cúanto aprendí! 

La Editorial se mudó a J. E.Uriburu. Fue un progreso. El nuevo piso en un edificio de categoría era mucho más grande. El tiraje de las revistas crecía sin parar, fue un momento de oro para las historietas, en una Argentina llena de optimismo. 

Yo también había evolucionado. Ahora compartía la sala de dibujantes con Lovato, Ferro, Blotta, Battaglia, Romeu. Paramí, una gran distinción.
Quinterno tenía su estudio en la planta baja. Le llevaba las historietas pasadas a tinta para  que las viera y mientras las revisaba, yo, parado a prudente distancia, podía ver cuando corregía, sin marcar el lápiz, directo con tinta, la posición de algún personaje que le parecía equivocada. ¡Y qué trazo lleno de intención el de su pluma Guillot!

La Editorial era una gran fábrica. Todos aquellos ingenios creadores se complementaban unos con otros, buscando nuevas ideas, formas de ver, creando personajes.
Para mí, una experiencia extraordinaria verlos nacer, desde los bocetos hasta la concreción y por supuesto al final la aprobación de Quinterno.
Era común quedarse hasta después de hora, hasta tarde, para llevar los originales a la imprenta Fabril Financiera, y allí íbamos con Ferro a entregar el paquete con los originales del número, y después a comer al Tropezón de Callao.¡Toda una fiesta!

En esa época yo pintaba las tapas de Patoruzito. Quinterno había descubierto mi facilidad para el color y me las dio. Poco a poco. Todo el color de las publicaciones pasaron por mis manos.
Pinté la primera mancha que hice con Ferro en el Riachuelo. Todos ellos pintaban. Blotta iba de paseo a Mar del Plata algunos fines de semana y al llegar a la Editorial hacía 20, 30 manchas en témpera de lo que había visto en el viaje.

Lovato me mostró el primer Van Gogh que vi, Los Girasoles, y me habló de la pintura japonesa, del Impresionismo, de la síntesis.
De a poco fui entrando en la pintura, ellos me alentaban. Un 17 de septiembre me regalaron el primer caballete que tuve y aún conservo.

Aunque no estaba escrito, Quinterno marcaba el riguroso ideario de la Editorial. No armas, no violencia, no sexo. Siempre apuntar y exaltar lo más noble. Nunca reírse de los defectos. ¡Prohibidos los chistes con ciegos o con rengos! Sin por esto perder el humor y la crítica oportuna.

Un día Quinterno me pidió ir más temprano para pintar juntos una tapa del Libro de Oro de Patoruzú. Federico, gran letrista, había inventado una tipografía nueva y original para el título.
Recuerdo muy especialmente esa mañana.

Todos los grandes de la época pasaron por la Editorial. Tuve la suerte de verlos trabajar, de oir sus comentarios, de conocer sus ideas, de aprender de ellos.

A los 18 años entré en la Academia y el pintor que había en mí me llevó por otro camino. Fue difícil dejar aquel mundo. 
El despegue fue lento, inevitable; y cuando a los veintidós años el vapor Salta me llevó a Europa, al alejarse del puerto para internarse en el Río aquella noche, un mundo de sueños, encantado, quedó atrás.
Conservo aún el mantel dibujado y firmado por toda la Editorial, testimonio de la cena de despedida."


Tute y Guillermo Roux

 Tutelandia - Universidad Nacional de 3 de Febrero (2015)







Fotografía: www.apertura.com.ar 








martes, 3 de noviembre de 2015

Patoruzito y las razones de Dante Quinterno





Durante el mes de junio de 2012 me propuse armar un grupo de entradas relacionadas con los comienzos de Patoruzito. En realidad, más allá de que el famoso caciquito sea una idea original de Dante Quinterno, apunté a recordar a sus autores en el día a día de la cocina de sus aventuras: Mirco Repetto y Tulio Lovato. Sin embargo, no pudo quedar fuera del tema la -a esta altura algo reiterada- incógnita sobre si Patoruzú y Patoruzito son o no la misma persona. Por ese entonces escribí:

Sin embargo, el tema más importante entre los coleccionistas se refiere al consabido hecho de quién es Patoruzito en relación a Patoruzú. Una serie de situaciones contradictorias complica las cosas: El indiecito es originario de la Patagonia pero sus historias suceden en la misma época que las de Patoruzú. A la vez, como dijimos, Cañones es más joven y Pampero un potrillo, pero la Chacha parece tener la misma edad que en sus andanzas con el indio mayor. En tanto, con el último ya no aparecerán Chiquizuel y su nieto.
Diego Accorsi nos dice:“Dante Quinterno no quería contar la infancia del indio, sino traspasar el concepto a un nuevo personaje, más infantil, más inocente (…) para lograr aventuras más frescas y divertidas. Y lo logró.”
Esta idea es la que parece imponerse. Me atrevo a agregar que aún en el caso de que todos los co-protagonistas tuviesen la edad adecuada y la época las características correspondientes a los años en que transcurrió la hipotética infancia de Patoruzú, igualmente se haría difícil creer que se trata del mismo cacique: el carácter y la inteligencia de Patoruzito no se condice con la personalidad del adulto, sobre todo si esta comparación se realiza con el Patoruzú de los años 20 o 30…
En cambio, Isidorito se acerca más a lo que podría haber sido Isidoro en su niñez (...). (1)


Publicidad en el semanario Patoruzú 417, poco tiempo antes 
de la aparición del indiecito (Blog Patoruzista, de Sergio Maganás)



Ahora, repasando las páginas de La Historieta Argentina - Una Historia, Judith Gociol y Diego Rosemberg nos dicen, refiriéndose a las Correrías, pero en definitiva los pequeños personajes:
(...) Una revista enteramente dedicada a las aventuras de Patoruzú e Isidoro en la infancia. Escrita por Mirco Repetto y dibujada por Quinterno (2), esta prehistoria del indio y su padrino no encaja con la versión de los personajes ya adultos

En base a esto citan a Fernando García y Hernán Ostuni, quienes en el catálogo del Museo de Motivos Argentinos José Hernández titulado "La historia de la historieta gauchesca" (1992), señalan:
El primer número de las Correrías narra el encuentro de Patoruzito con Isidorito, porteño enviciado por la ciudad pero de buen corazón. Este hecho descalifica el encuentro de Patoruzú con Isidoro en el circo, dado por original en las páginas de Patoruzú número 1. 

Aquel encuentro de los niños se publica por primera vez en el semanario Patoruzito Nº 1 de 1945...


 
Primera aparición del indio: El encuentro con Don Gil Contento en el diario Crítica del 19 de octubre de 1928 (izq.).
Segunda aparición: Esta vez ante Julián de Montepío -antecesor de Isidoro- (der.). 
Corresponde al diario La Razón del 27 de septiembre de 1930. 


En el primer número de Patoruzú, el indio e Isidoro 
se ven en el circo, aunque ya se conocían con anterioridad...

Patoruzito e Isidorito se conocen en la Patagonia. 
(semanario Patoruzito número 1, 11 de octubre de 1945)


La mirada comienza a modificarse cuando Miguel Dao nos señala que esta aparente contradicción tiene sus motivos. Transcribo algunos fragmentos de su artículo títulado "El nacimiento de Patoruzito", publicado el 27 de julio de 2008 en su blog (3):
(...) Así, reservando para Patoruzú las tiras clásicas de Quinterno (...), surge el semanario Patoruzito, que recoge el resto de la gama historietística. Pero que, además, la amplía brillantemente.
(...) Quinterno tenía clarísimo que las dos publicaciones debían estar íntimamente vinculadas. El público adulto de Patoruzú, sería el mismo que comprase Patoruzito para sus hijos (y de paso, también la leería). Entonces, como el personaje que necesariamente debía dar título a la revista -en función de la conexión de ambas publicaciones- no existía, se lo creó. Su autor intelectual lo describe así en el número 1 de la revista (11/10/1945): "Se trata de las aventuras de Patoruzito, personaje de extraordinaria sugestión y simpatía, creado especialmente para este semanario y semblanza de un período desconocido en la vida del popular indio Patoruzú: ¡su infancia!"


 Páginas 5 y 6 de Patoruzito número 1 
(Escaneos de Sergio Maganás)



Detalle


Tras resaltar los méritos de la dupla Lovato-Repetto y las diversas reformulaciones aplicadas en Patoruzú, Dao continúa: (...) Se evidencia así, en Quinterno, una profunda preocupación por la coherencia de sus criaturas. Pero desde la estructura profunda que las contenía, no desde el apego a un elemental concepto de verosimilitud, inaplicable, por otra parte, a un género de por sí poco verosímil, como la historieta.
Y luego de referirse al que denomina antagonismo complementario entre Patoruzú e Isidoro, expresa: Con estos antecedentes, resulta absolutamente comprensible que Quinterno, a la hora de diseñar la estructura de Patoruzito, no haya optado por un concepto de verosímil que respetase la historia anterior de los personajes. Hacerlo hubiera significado quitarle al nuevo personaje nada menos que su opuesto complementario. Quinterno había comprendido mucho tiempo antes que el indio -adulto o pequeño- debía tenerlo para que funcionara.


Portada de Patoruzito número 1
 (Escaneo de Hernán Schneider)


Continúa Miguel: 

(...) Otro elemento que divide las aguas temporales entre la versión infantil y la original, aunque indirectamente, radica en que Patoruzú se queda en la ciudad, y Patoruzito en la Patagonia (durante un muy largo período), de modo que sus vidas no se superpongan. Se han cuestionado detalles menores, supuestamente inverosímiles, en cuanto al transcurso del tiempo, como las fisonomías invariables de la Chacha y Ñancul. No creo que tengan ninguna relevancia, pero se podría argumentar que la gente de campo, a diferencia de la de la ciudad, envejece de una vez y para siempre. Y también que el lapso que va de Patoruzito a Patoruzú no es tan grande como para merecer que todo el mundo evidencie grandes cambios. Quinterno, en los inicios del indio, lo sitúa cumpliendo la mayoría de edad, mientras que a su versión infantil se la puede situar entre los ocho y diez años. Pero repito: estas objeciones obedecen a un criterio de verosimilitud que no es el que le preocupaba a Quinterno (...).
En cambio, hay cuestiones interesantes que se plantean en relación al aspecto físico y las características de personalidad de Patoruzito, en disimilitud con las de su precedente adulto. Mientras que se puede imaginar sin ripios el tránsito por la adolescencia de Isidoro Cañones, resulta mucho más difícil entender cómo un indiecito bello y sagaz, se convierte en un joven feo y con una ingenuidad rayana en la estupidez. Si por un momento aceptáramos el paradigma que la historieta (cómica, en el caso) debe responder a modelos de “realidad” y guardar “coherencia” en sus formulaciones, se podría argumentar que no se comprueba que el niño tenga necesariamente que anticipar al adulto. Muchos han sufrido la misma transformación que Patoruzito. Y otros, como en mi caso, la inversa. 
Pero sí dejamos de lado lugares comunes de dudosa lógica, y también, por supuesto, el prejuicio de que se diseñó al personaje desde el descuido de los detalles, aparece una pregunta que sí merece ensayo de respuesta... Por qué Quinterno, teniendo ya al hombre diseñado, decidió que el niño cercano no debía prefigurarlo tanto, salvo en lo que hace a nobleza y valentía? Hubiera sido más fácil y menos arriesgado diseñar un Patoruzito que se correspondiese con la imagen ya instalada de su versión adulta. Opino que, nuevamente, la cuestión pasa por una cuestión de verosímil, según el concepto profundo que de éste tenía el autor. Las hazañas físicas de Patoruzú no resultarían creíbles en Patoruzito. Entonces, había que compensarlas, y el remedio fue su sagacidad detectivesca. Pero eso le haría perder la simpatía que trasuntaba la ingenuidad del indio adulto. Se la suplió con el dibujo...


Al momento que subí las entradas sobre Patoruzito, desconocía ese breve texto aparecido en las páginas 5 y 6 del primer número. Ante tamaña evidencia y afirmación, está claro que el pequeño y el gran cacique son una misma persona. Para mí, entonces, resultó insoslayable el agregado -algo tardío-de esta entrada. Después, Dao reflexiona sobre tal decisión y justifica esas (reales o estudiadas) "incoherencias", según los criterios del creador de la historieta, y señalando que -en definitiva- se trata de un género que de por sí es poco verosímil, o que al menos no tiene la obligación de serlo. 
En base a ellas, podríamos concluir que la imaginación y la visión comercial de Dante Quinterno tuvieron razones -y lógicas- que la razón no entiende, pero que a él y a su empresa le dieron magníficos resultados. Mientras tanto, a lo largo de tantas décadas, los lectores se hicieron menos preguntas y simplemente disfrutaron de las aventuras del inteligente caciquito.




Bibliografía:

-Gociol, Judith y Rosemberg, Diego: La Historieta Argentina - Una Historia. Ediciones de la Flor - Buenos Aires, 2000.
-Ostuni, Hernán, García Fernando, Ferreiro, Andrés, Formosa, Mario, Rodriguez Van Rousselt: Patoruzú - Vera historia no oficial del grande y famoso cacique tehuelche. Ediciones La Bañadera del Comic. Buenos Aires, 2001.

(1) Las 3 entradas, aquí:

http://sonrisasargentinas.blogspot.com.ar/2012/06/patoruzito-primera-historia.html
http://sonrisasargentinas.blogspot.com.ar/2012/06/patoruzito-primera-historia-ii-mirco.html
http://sonrisasargentinas.blogspot.com.ar/2012/06/patoruzito-primera-historia-la.html

(2): En realidad, los episodios de Correrías fueron dibujados por Tulio Lovato (reediciones), más los aportes de Ferro y -cuando se trata de aventuras inéditas- por otros ilustradores de difícil identificación (Fuente: Miguel Dao).

(3) Ver el artículo completo de Miguel Dao

http://historietas---cine---teatro-por-dao.blogspot.com.ar/2008/07/el-nacimiento-de-patoruzito.html